Pasé una noche muy divertida, nunca pensé que sería así. Me sentí libre, deseado, comprendido, normal. No había gente que se burlara de mi voz o rasgos delicados, conocí a mucha gente como yo, otras diferentes a mí, pero que me aceptaban, nos aceptábamos, y conocí a un chico muy lindo. En definitiva, la mejor noche de mi vida.
Tenía mucho miedo de venir, escuché del lugar por las chismosas de mis tías; "abrieron un antro de perdición, van puros raritos y muchachas, sí es que se le pueden decir muchachas, a ese sitio". Yo estaba lavando los platos, mientras ellas y mi madre hablaban, nunca tarde tanto lavando los platos. Cogí valor luego de un mes, no conocía a nadie como yo, pensaba que no había muchos. Pero ese lugar estaba repleto. Hice muchos amigos, pude ser yo. Ya no me siento solo...
-¡Oye, marica! –Gritó un hombre detrás de mí, me estremecí y seguí caminando-. ¡Te divertiste con tus amiguitos enfermos!
-¡Dios, todos ustedes dan asco! ¡Deberían cerrar ese lugar! –gritó otro, se estaban acercado.
-¡Deberíamos quemarlo! ¡Matarlos a todos!Salí corriendo, ellos igual. Era de madrugada y no había gente en las calles, crucé por un callejón y me escondí por unos arbustos. Estaba temblando, intenté controlar la respiración, estaba respirando muy fuerte, y contuve las ganas de llorar. Mi cuerpo temblaba de terror.
-¿Crees que no te vimos cruzando por acá? ¡Parecías una mujercita en tacones! –se burló, provocando la risa de los otros.
-¿Por qué todas las maricas son tan malas en los deportes? –comentó otro.
-¡Porque los deportes es cosa de hombres! –respondió un tercero.Eran cinco hombres. Cinco tipejos que se la dan me machitos.
-Mírenla, allá está escondida, como la rata sucia que es –dijo uno apuntando en mi dirección.
Me levanté, mis piernas temblaban, no había donde correr, este era un callejón sin salida. Podía gritar por ayuda.
-Les puedo dar todo el dinero que tengo –mi voz temblaba-. No tengo mucho, pero por favor, no me hagan nada.
-No me hagan nada –se mofó uno de ellos-. Habla como mujercita.
-No queremos dinero, somos hombres, ganamos nuestro dinero con sudor, trabajando –y me da un golpe en la cara, caigo al piso, escupo sangre.
Uno de ellos me agarra por el pelo y me levanta, intentó gritar pero me golpean en el estómago.
-No pesa nada, dime una cosa, ¿también te vistes de mujer? –me preguntó quién me tenía agarrado por el pelo.
-Seguro tiene el culo enorme de tanta verga que ha llevado –comenta otro con sorna.
-Vamos a ver –y empezaron a desabrocharme el pantalón.
-No por favor, ¡ayuda! –grité, pero me taparon la boca.
Me quitaron el pantalón, a pesar de mis pataleos. Intenté quitármelos de encima, de verdad que sí, luché con todo lo que pude, pero cada vez que golpeaba o arañaba a uno, recibía más golpes de vuelta. Me tiraron al suelo y me violaron, grité en su mano, los mordí, y recibí una patada en la cabeza, después de eso todo se tornó oscuro y frío.Creo que me desperté una vez, me habían violado y luego uno de ellos dijo;
-Dime mariquita, ¿nunca has visto tu sangre? ¿La quieres ver? Solo abre los ojos, estás bañado en ella –se rieron.
-Mejor vámonos, dejemos que se muera ese marica aquí.
-¿Qué coño están haciendo? –Preguntó una mujer.
-Coño, Sofía, como una dama tan hermosa como tú está despierta a esta hora –dijo uno de los atacantes.
-Con ese escándalo que tenían, quién puede dormir, ¿a quién estaban golpeando?
-A uno de esos maricos del nuevo club –respondió.
Pensé que esa mujer me ayudaría, que no había gente tan mala en el mundo, que ellos no eran más que nosotros.
-¿Y no pudieron irlo a golpear a otro lado? Espero que no se vaya a morir aquí, me empavan la casa, no hay nada peor que se te muera un marico donde vives –dijo la mujer molesta.
-Tranquila, tú con echar un poco de agua bendita tienes, y pones unas cruces de palma que dan en semana santa.
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Noche Silenciosa
Short StoryUn joven muere a manos de unos homofóbicos, 20 años después su espíritu sigue presente en el lugar donde murió y quiere venganza.