Era el primer día de clases en la universidad, Momo (quien había entrado por recomendación a la universidad de Yuuei) como siempre, estaba de las primeras, junto a unos pocos alumnos. Su novio, Kirishima le había prometido que llegaría temprano, pero ya llevaban un año, y lo conocía lo suficientemente como para no sorprenderse si es que se hubiera quedado dormido.
Cuando quedaban dos unos pocos minutos para que la clase inicie, Kirishima entró charlando animadamente con una chica de cabello rosado.
—¡Ella es Mina!— Presentó a su amiga ante su novia, y se sentó a su lado.
Yaoyorozu intentó no pensar mucho en eso, pues tenía claro que Kirishima era alguien muy sociable, y no tendría que estar celosa, pero aún así, muy en el fondo había algo que la molestaba. Quizás podría ser el hecho de que el pelirrojo pasó toda la clase hablando y riendo con Mina, ignorando la totalmente.
El resto del día no fue diferente, Momo seguía siendo prácticamente ignorada y el pelirrojo se la pasó hablando con mina, sin darse cuenta que su novia estaba cada vez más enfadada. Al final del día, la azabache decidió que no le hablaría hasta que se disculpe.
❣❣❣
—¿Te llevo a casa, Momo?— preguntó el apenas terminaron las clases, pero la azabache solo empezó a caminar, ignorandolo.
Kirishima la siguió las primeras cuadras, pero se rindió cuando se dió cuenta que Momo no iba a responderle.
¿Por qué lo ignoraba? Si él no había echo nada. Subió a su auto, y camino a casa se cruzó con Ashido y le preguntó si quería ir a jugar videojuegos.
—¿Momo no se pondrá celosa?— Preguntó la de pelo rosado.
❝Así que ESO era...❞ pensó el. Se despidió de Mina y rápidamente condució al hogar de su novia.
Ahora todo tenía sentido.
Tocaba desesperadamente la puerta y el timbre, pero nadie abría. Recurrió a tirar piedras al cuarto de Yaoyorozu, como ella hacía caso omiso, decidió trepar por la ventana, usando las ramas del árbol como apoyo. No fue fácil y cayó un par de veces, pero logró abrir la ventana y colarse adentro, sobresaltado a Momo, quién estaba haciendo su tarea, y por supuesto no esperaba esa sorpresa.
Aunque a pesar de querer saber que hacía el chico ahí, lo ignoró.
—Lo siento.— dijo el, abrazando a su novia.
—¿Donde está Ashido-san?— Interrogó, molesta.
—En su casa.— Respondió. Aún sosteniendo la entre sus brazos. —No te enojes conmigo.— Tomó su mano y la miró con cara de perrito triste.
Momo lo observó detenidamente. Le hubiese gustado seguir enojada por más tiempo, pero no podía. Sabía que Ejirō jamás haría algo así a propósito, y técnicamente no había hecho nada malo. Hablar amistosamente con alguien no era un delito.
—No estoy enojada.— Murmuró ella.
El pelirrojo sonrió y besó su mejilla. —Además... Mina tiene novio.
Momo, avergonzada, se cubrió la cara y Kirishima solo rió.
Su novia era adorable cuando tenía celos.