"El secreto de la existencia humana no solo está en vivir, sino también en saber para qué se vive." Fiódor Dostoioevski.
¿Que significa vivir? ¿Por y para que vivimos? Preguntas sin respuestas concretas y palabras con un millón de sentidos. Intentar responderlas es meterse en un laberinto de propias ideas y creencias. Hay personas que dirían que estas preguntas son parte del replanteo existencial de la adolescencia, pero esos son solo negadores que no quieren ver que estas dos preguntas habitan en el fondo de uno. Yo era de esos negadores, hasta que un día la venda cayó, y desde ahí nada fue lo mismo, desde ahí que arranque a ser humana.
Siempre creí que esas historias de la televisión eran solo clichés. El típico monologo de como uno hasta que no siente no vive, hasta que no siente no piensa con el corazón. No era mas que una mentira para mi, un recurso mas para vender y hacer fantasear a niñitas. Uno vive porque respira y piensa porque es una de las tantas funciones del cerebro. Así funciona el organismo y eso de pensar con el corazón en mi mundo no existía. Como se habrá de notar yo era a la que etiquetaban como "rara", "fría", y ese tipo de cosas. Esto no me dejaba sin amigos, pero si era causa de un puente de aire entre nosotros. Igual estaba bien por mi. Así era yo, y si al otro no le gustaba su problema. Es mas, yo prefería tener ese puente de aire antes de estar totalmente enlazada con la otra persona. Ese hilo que unía corazones se enredaba a mi parecer si dos personas estaban muy cerca.
Yo estaba cómoda con mi vida. Por casa aparecía poco, pero era preferible no estar. Se vivía un clima muy tenso. Padres que practicaban guerras entre si, dejándome en el medio, y al ser hija única, sola. Con mis amigos solía pasar el mayor de los tiempos, pero aun así había momentos en los que a pesar de estar ahí físicamente, mi cabeza no estaba. Yo solía desaparecer en mi mundo. Mundo perfecto, sin peleas ni sentimientos que se apoderen de mi. Un lugar donde yo era únicamente yo, sin caretas, ni barreras. Solía llamarlo "El edén del Ramé", porque era mi propio paraíso, caótico y hermoso al mismo tiempo. Era un espacio que constantemente estaba conmigo, al cual fácilmente podía acceder. Lugar tan exclusivo, que pocos sabían de su existencia, pero aunque lo supieran nadie lo entendía ni iba a entender. En "El edén del Ramé" yo era feliz, mejor dicho fui feliz.
Ese mundo paralelo no me fue suficiente para afrontar la tristeza que estaba por llegar. Nada podía ser suficiente o al menos creía yo.
ESTÁS LEYENDO
Ser, Humano
JugendliteraturLos sentimientos son parte de la vida, uno quiera o no. En eso se basa el ser, humano. En eso se basa la historia de Paz, un ser humano como cualquier otro, pero que al final del día realmente no lo es. Esto es hasta que un día un encuentro forzado...