Capítulo Único

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Loki Laufeyson era un nombre que comenzaba a resonar por todo Manhattan. El joven fotógrafo estaba ganando fama incluso desde antes de graduarse de la universidad de Nueva York, todo gracias a su trabajo en las redes sociales. Así fue como Thor se enteró de la exposición fotográfica que se llevaría a cabo en el Soho a mediados de Diciembre, y se preguntó por qué sus padres no hablaban sobre eso.

Llevaba un tiempo siguiendo el trabajo de su hermano, le parecía impresionante. Incluso se convirtió en un seguidor anónimo con la esperanza de que así pudiera contestarle aunque fuese un mensaje. Pero no pasó.

Lo extrañaba tanto, pero la distancia entre ellos era abismal. Y no sólo porque literalmente había un océano entero separándolos, sino que desde que Loki se marchó de Londres, ellos realmente no se habían visto o hablado. Poco antes de eso se mostraba frío, y Thor creía saber la razón, aunque no sabía cómo remediarlo. Solo estaba seguro de que lo extrañaba, y que sin su presencia su vida estaba hecha un desastre.

Primero se sumergió en el alcohol, pasaba cada noche de fiesta. Dejó de asistir a clases hasta que perdió su beca deportiva y finalmente lo expulsaron por bajo rendimiento de la universidad. Sufrió un accidente en auto por culpa de su vicio, y por desgracia un amigo suyo sufrió las consecuencias. Con el tiempo, Thor se dio cuenta de que todo lo hacía por la pena de haber perdido a Loki, estaba tratando de olvidarlo y no de la mejor forma.

Cuando por fin abrió los ojos y se miró al espejo, no se reconoció. A pesar de tener unos 25 años, aparentaba ser un hombre de cuarenta pero al que la vida no lo ha tratado bien. Su cabello llegaba un poco abajo de sus hombros, no era nada raro, pero había perdido aquel brillo dorado que siempre lo había caracterizado. Estaba reseco y enmarañado. Luego reparó en su rostro, oculto debajo de una barba mal cuidada y ni hablar de las ojeras que acechaban sus ojos azules.

Lo que más le molestaba en esos momentos era su barriga, se preguntó dónde había quedado el cuerpo de deportista que llevó siempre. A partir de entonces se limitó a salir de su casa, y usaba ropa suelta para esconder su nuevo cuerpo.

Una noche, mientras miraba la televisión y tomaba cervezas, Thor navegaba en internet por medio de su smartphone. No había mucho que ver, simplemente scrolleaba sin reparar realmente en nada. Bajó el aparato para prestar atención al partido que estaban pasando esa noche, aunque antes de dejarlo en la mesita junto a él, pensó en revisar el perfil de su hermano para ver si había algo nuevo. Así fue como supo del evento, anunciado solo unas horas antes.

Sintió orgullo de Loki, estaba despegando su carrera; en las fotos y entrevistas se le veía bien -demasiado bien, pensaba Thor-, solo le hubiera gustado felicitarlo frente a frente. No era algo imposible, pensó. Solo debía tener el valor de ir a buscarlo él mismo, arriesgándose a que lo rechazara.

No dijo nada a sus padres, ya estaban lo suficientemente ocupados, además, no quería que intervinieran entre ellos. Era mejor así.

Intentando no ser confundido con un vagabundo durante su estancia en Nueva York, Thor hizo algunas compras para mejorar su vestuario, acortó un poco su barba y se ató el cabello.

Llegó a la galería un par de horas después de la inauguración. Hubiera llegado antes, pero no supo si en realidad quería hacerlo. Estaba tan asustado por lo que pudiese pasar que sus pies parecían pesar el triple de lo normal y le dificulta caminar más a prisa. Pensó una y otra vez qué iba a decir, cómo iba a comportarse. ¿Querría Loki verlo? ¿Se alegraría o haría que lo echaran a patadas? Nada de eso importó cuando por fin estuvo frente al edificio.

Afuera no había nadie, sólo autos estacionados y los transeúntes. Thor se quedó inmóvil, pensando si entrar o no. Cuando finalmente se decidió, fue hasta la puerta y una vez dentro, un hombre de traje negro lo detuvo.

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