The time out of time.

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The time out of time.

PROLOGO

LUCINDA. -

Despertó sintiendo un intenso calor, abrumada sus pulmones expulsaban humo negro, desbordándose en espirales que parecían humo de cigarro. Sus ojos ardían como si no hubiera parpadeado en un día entero y el sudor le recorría todo el cuerpo dejándola en un charco de mugre y sueños negros. Las sabanas pegadas a su escurridizo cuerpo se negaban a dejarla ir, como si fuesen enredaderas. Brumosas atreves de sus sueños.

No estaba completamente segura de estar despierta, nuca lo estaba. Cuando las noches pálidas llegaban ella siempre estaba atormentada y levantándose sintiéndose un completo desastre. Atemorizada Temblaba hecha un ovillo en su propio colchón, con la piel enrojecida cayo al duro suelo del cuarto, tirando de las sabanas consigo.

Tenía pesadillas, de nuevo. No le sorprendía una más, pero aun así a ella le embriagaba el pesar de sus pasos dentro del sueño, las piernas le dolían como si hubiera corrido un maratón entero y el cansancio se sentía en sus huesos. Con dolor en los hombros y ardor en todo el cuerpo, como si la hubieran quemado viva o al menos pensó que así se sentiría.

Lucinda se levantó de la cama y camino directo al baño con pasos pequeños y seguros, temerosa de despertar a alguien.

se sumergió debajo del agua de la regadera. Podía sentir el frió roce del agua fresca y aun en contraste con su calor corporal le pareció que el agua echaba chispas, como un metal rojo haciendo contacto con la frialdad del agua. Un choque de temperaturas, le pareció de igual manera haber visto como toda el agua se evaporizaba antes de siquiera lograr tocar su piel, Para luego después de unos cuantos segundos ceder y empaparla o así le parecía.

–Refrescante- pensó.

Estaba aún aturdida, tanto que seguía pensando que estaba dentro de un sueño. le pareció todo irreal. somnolienta, como si se encontrara en una etapa del sueño, en la vigilia, la puerta de las pesadillas, como cuando están dormida, pero sigues un 50% consciente.

Se miró en el espejo, parecía estar más delgada o al menos pensó que su rostro la delataba, su cara alargada por una angustia y ojeras negras debajo de sus negros ojos. Miro su espalda que ardía aun, era lo único que, al parecer, el agua fría no había curado del calor. Cuando ella se miró, una mancha roja le cubría por completo su hombro derecho -como una mano- ella pensó. Aún seguía somnolienta. pensó que estaba delirando y que debería de dormir y descansar y así al despertar con suerte y no recordaría nada de esto o lo olvidaría rápido, si la mancha se esfumaba, sería fácil ignorarlo u olvidarlo.

No recordaba mucho de sus sueños, como a menudo, como la gente normal. Solo alcanzaba a tocar uno que otro recuerdo, pero de algunos incluso no podía recordar absolutamente nada, como era el caso de este sueño en particular. - estaba en blanco- no recordaba ni un atisbe de nada referente, solo sabía que estaba asustada y que había pasado algo realmente malo en el sueño, porque su cuerpo en ningún momento de la noche había dejado de temblar.

Regreso a su habitación a intentar volver a dormir, recogió sus sabanas y se recostó, con las cobijas hasta la cabeza, el frió de pronto la inundo y cayo rendida.

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  EVAN. –

Despertó dentro de una bruma pegajosa de su propio sudor, algo viscoso.

El humo negro llenaba sus pulmones, y la cabeza le dolía, pero de alguna manera ilógica siempre se sentía mejor estando ahí adentro, después de todo el dolor, claro, venia un esplendor esclarecedor, como si por un momento lo disfrutara, como si estuviera dentro de su ser. Oscuro pero esclarecedor, de alguna manera una zona de confort. Aunque nunca lograra pasar otra vez de ese frondoso bosque de árboles sin hojas y cielo rojo. Parecía más un desierto infernico que un bosque tenebroso. La bruma siempre llegaba hasta los cielos o eso parecía, mientras caminaba nunca se atrevía a salir más allá del bosque, tampoco sabía si habría algo más de eso. Era un sueño y siempre creyó que como provenía de su imaginación no habría imaginado jamás algo fuera de ahí.

Caminaba de nuevo hacia ningún rumbo como siempre, no sabía hacia donde ni porque lo hacía, raramente se paraba a ver los caminos u observar su entorno, somnoliento como un zombie hipnotizado por una luz cegadora y fría. parecía estar anonadado siempre viendo solo de frente un punto brillante justo delante de su camino

Una luz radiante con una forma alargada, casi parecía humana, como algo conocido, pero al mismo tiempo algo nuevo. Avanzaba hacia él y su luz irradiaba algo frió como la luz de luna o la nieve, que contrastaba con el calor del lugar y oscurecía todo lo rojo a su pasar.

Avanzaba con tanto ímpetu delante de toda la oscuridad alrededor del lugar, no podía ver lo que era e incluso no sabía si en realidad fuera algo más que una enorme luz lo que avanzaba hacia él.

En sus sueños siempre había oscuridad oponiéndose fuertemente a la luz, no sabía que significaba, pero siempre lograba darle escalofríos y no podía hacer nada para detenerlos, ni, aunque el fuera consciente de que era un sueño, solo tenía la opción de dejarse llevar y observar.

Era dueño de sus sueños, le gustaba pensar, al menos de una manera. Él sabía que estaba dentro de uno, era consiente; pero por más que él quisiera avanzar más allá del bosque o que quisiera cambiar de lugar y sueño, cambiarlo todo, no podía, por alguna razón en ese lugar se sentía como en su hogar con un extraño sentimiento de recibimiento de pertenencia. Siempre era el mismo sueño, no todas las noches, pero cuando despertaba en él era casi mágico, fuera de cualquier tiempo o realidad, era solo él y la hermosa luz cegadora.

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⏰ Última actualización: Dec 09, 2019 ⏰

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