Estanque

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Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.

Pareja: Stephen Strange x Tony Stark (StrangeIron)

Advertencias: Extenso. Spoilers de Endgame. Escenas de varias películas del MCU.

Temática: Almas gemelas con dolor compartido.


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Cuando Stephen Strange nació, era un bebé regordete, de enormes ojos azules y felices. Travieso, lloraba poco, hacía muchas preguntas a los adultos, ayudaba a secar los platos y amaba andar en bicicleta con sus amigos. Más tarde, su hermanita sería la mejor compañera de bicicleta que había. La niña aprendió a usarla antes de los cuatro años, inspirada por seguir a su hermano.

Después, el accidente ocurrió. Donna terminó con un yeso y múltiples contusiones en la cara, mostrándose hinchada. Por su parte, Stephen habló con los médicos y les pidió que le dijeran cómo cuidar de su hermana para que se recuperara rápido. No salió a andar en bicicleta ni un solo día. Le daba las pastillas a su hora, atendía sus heridas, hacía sus deberes mientras Donna dormía y le leía cuentos a la pequeña de siete años. Los señores Strange estaban orgullosos de su hijo. Sabían que no había nadie mejor para cuidarla que Stephen.

Dos semanas después, ya estaban montados en sus bicicletas otra vez, y la vida de Strange siguió un curso relativamente normal.

Al menos, hasta que miró a su hermana ahogarse, gritando por ayuda en la piscina y llorando por su hermano. Stephen sintió los treinta segundos que tardó en auxiliarla como treinta horas. Cuando la tuvo en brazos, los ojos de la niña estaban blanquecinos, vacíos. Un paramédico apartó a Stephen y empezó a "golpear" el pecho de su hermana como si lo estuviera bombeando. No sabía de la reanimación cardiopulmonar en ese entonces, y Stephen sentía una terrible preocupación. Entre lágrimas, llamó y llamó a su hermana, mas ella nunca contestó.

Fue la primera vez que su pecho se llenó de un insoportable vacío, la primera vez que Strange sintió el dolor de vivir. Sus padres lo habían llevado al psicólogo, mas el niño de nueve años seguía sin hablar.

Cuando lo hizo por primera vez en dos semanas, Strange murmuró en una cena:

—No pude hacer nada... porque yo no soy doctor. Porque no entiendo cómo funciona el cuerpo humano. El que yo no supiera ayudarla... es casi lo mismo como si yo la hubiera matado.

Su madre tomó su mano sobre el comedor y le dijo, suavemente:

—Stephen, ninguno de nosotros pudo evitarlo. Son accidentes terribles, horrorosos; pero no fue tu culpa, no fue culpa de nadie.

Y, como si no hubiera oído nada, Strange agregó, con ojos vacíos:

—Ella merecía un mejor hermano... por eso, yo voy a convertirme en el hermano que pudo haberla ayudado. Nunca más voy a necesitar esperar a nadie para ayudar a una persona, porque yo sabré exactamente qué hacer.

Los señores Strange intercambiaron miradas. Y Stephen, por primera vez en dos semanas, por fin pudo terminar un plato de comida.


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Cuando Tony Stark nació, lloraba todo el tiempo. Desgarradoramente. No había nada que quisiera, ni comida, ni atención, ni juguetes, nada. No existía nada que lo distrajera. Era como si llorara sólo porque estaba diseñado para llorar.

Cuando les avisaron que serían padres, Howard y María pensaron que sería una etapa hermosa de sus vidas; pero, en realidad, había sido lo más acústicamente espeluznante. Howard pasó mucho más tiempo en el trabajo y María se iba a cafés con amigas o de compras para calmarse los nervios. Jarvis se compró unos tapones para oídos en Walmart y acunó a un bebé que nunca logró arrullar. Tony sólo se dormía cuando estaba exhausto de todo el llanto. Tenía apenas nueve meses de nacido, ni siquiera en los primeros tres meses lloraba tanto. Fue en el séptimo mes en el que su válvula de llanto alcanzó su tope, de manera que el niño lloraba día y noche.

IronStrange. Estanque. (One-Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora