solei.

Parte 39

— No, no lo sé.

— Jeno, respóndele a tu padre.

— Pues, ¿cómo se supone que esté? Molestándome como siempre. Cree que ne interesa alguna de las cosas que me cuenta, como que quiere cambiarse el color del cabello y me pregunta con cuál se verá mejor, lo cual es estúpido porque todos le quedan bien. Siempre suelta una risa escandalosa por cualquier cosa, y se disculpa por ser tan ruidoso pero también es estúpido porque no me molesta. Cuando se despide de mi me da un beso en la mejilla y me acostumbró a eso, pero al muy estúpido a veces se le olvida y se va sin hacerlo, es tan distraído. Todas las noches me manda un mensaje deseándome soñar con él y me pone de mal humor porque nunca lo hago. Pero a veces el muy entrometido aparece en mi imaginación incluso despierto. Hay días que no puedo dejar de pensar en su estúpida hermosa voz que parece de ángel, se cree mucho porque sabe cantar. Su madre sabe hacer pasteles y él siempre trata de ayudarle pero es tan inútil que le salen mal, tan distraído que aún así me los regala y tan ingenuo porque cree que no me gustarán. Es tan debilucho que me hace protegerlo de todo y todos, llora por cualquier cosa y es tan ruidoso cuando lo hace que no puedo simplemente ignorarlo así que tengo que consolarlo hasta que se calla y me cuenta la razón, como si a mi me interesara en lo más mínimo. Siempre viste ropa llamativa para que se fijen en él pero es tan fastidioso que cree que se ve mal y me hace decirle lo lindo que se ve sólo para que no llore y...agh, a veces me dan ganas de morder esos jodidos labios que tiene que parecen a punto de reventar y que yo desearía tener pero no lo hago. Siempre se queja de que mis pestañas son mucho más largas que las de él como si en realidad importara y no fuera suficiente con tener un rostro tan lindo como el suyo. ¡Lo odio tanto!