Daylon Clark
—¿Daylon? —La voz de Guiomar me sacó de mis pensamientos cuando quedó pasmado observando el cuadro que estaban vendiendo en uno de los mercados de Gengenbach. No era mucho de entender el arte, suponía que mi ignorancia se debía a la falta de tiempo que le había dedicado a mi vida para poder informarme mejor, pero la verdad es que tampoco había encontrado algo que me llamará mucho la atención como para inspirarme a ello.
No le encontraba mucho sentido al recorrer galerías de exposición de cuadros o como fuera que se llamase, ni comprendía porque las personas se deleitaban con...tan poco. Pero bueno, de gustos no había nada escrito. Guiomar, por el contrario, le encantaban tales cosas. Decía que el arte era inspirador, motivador, que producía cierta paz. Claramente no estuve de acuerdo con eso, pero la pintura que habían dejado en el mostrador de la tienda en las calles más concurridas de Gengenbach había cautivado a una parte de mí que no sabía que existía.
Parpadeo varias veces intentando apartar la mirada de esos tonos sobrios, pero mi mirada no cede y el sentimiento arrasador que desconozco se apropia de mis sentidos. Era una simulación a la pintura de "La creación de Adán", la conocía porque era la favorita de Guiomar. A comparación de la original, hay una chica que la cubren ciertos destellos similares a las estrellas brillantes y en uno de sus brazos tiene un rasguños de garras profundas. Es muy atractiva la imagen en sí. La otra persona que está estirando su mano se ve desdibujada, como si...no existiera.
—Daylon. —Guio me tomó del brazo con fuerza y me hizo apartar la mirada de la pintura. Vuelvo a parpadear en busca de mi cordura y finjo una sonrisa haciéndole saber que está todo bien, aunque no se lo cree ni un pelo—. Estamos llegando tarde.
Al oírla apartó la mirada hasta el reloj de mi muñeca y maldigo antes de tomar su mano y seguir caminando entre las pocas personas que habían decidido salir a disfrutar del lindo día como nosotros. Desde que me había mudado a Gengenbach los días habían sido caóticos, fríos y demasiado lluviosos. No es que me disgustara tampoco, pero eso había arruinado la lista de planes que Guio había estado planificando hacía un mes.
Cuando Blaz me propuso vivir aquí, hacía ya bastantes años, me había negado rotundamente. Dejar Londres, la ciudad, mis rutinas y sobre todo mi familia, era un punto demasiado fuerte para mí hasta que había decidido venir a visitarlo y en una noche de fiestas conocí a Guio. La primera noche que la vi no me lo pensé demasiado, era la mujer que siempre había estado buscando y mis prioridades cambiaron radicalmente.
Mamá decía que era demasiado enamoradizo, que cuando conociera al amor de mi vida no me lo iba a pensar dos veces e iba a dejar mi vida para preocuparme por la otra persona y en cierta parte nunca se lo creí, hasta que Guio apareció en mi vida. Despampanante, hermosa, carismática, buena, ella lo tenía todo. Había ganado la lotería sin dudas.
Claro que una mujer como ella no se iba a fijar tan fácilmente en mí, ni mucho menos si era de otra parte, pero cuando volví a Londres y todo se sintió realmente vacío, supe que mi vida estaba en Gengenbach y lo estaba con ella. Así que cuando hablé con Blaz y acepté su invitación lo primero que hice al llegar fue ingeniar un plan para enamorar a Guio...y funcionó.
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Daylon. [#1]
WerewolfLexie proviene de un linaje de brujos importantes y también, por parte de su padre, es mitad lobo. En consecuencia de la herencia de poderes que su madre le otorgo, Lexie puede comenzar a sentir la presencia de su pareja desde muy temprana edad. Lex...