•|Capitulo cuatro|•

507 38 12
                                    

Afuera llovía a cántaros, el ambiente no paraba de estar caribeño, como los árboles estaban a punto de irse con el viento pero que importaba.

Ya tenía la camisa húmeda pero ella, ella estaba hermosa nos besábamos como si el mundo fuera acabar, en un rincón el estacionamiento el agua fluía pero esta vez estaba tan caliente al caer por nuestros cuepos, de un momento a otro la tenía en la pared mis manos en su cadera y ella con sus brazos enredado en mi cuello.

Besaba tan bien, que abrí su boca con mi lengua y saborie su cavidad, dulce, exquisita un néctar que me hacía perder la cabeza.

Mis oídos escuchaban el palpitar de su corazón y nuestros labios chocar cada beso.

Me faltaba aire que nos soltamos, sus ojos brillaban más que juegos pirotécnicos, aquel cabello de ángel estaba dando ligero toque exótico en su rostro blanco cual parecía que iban a reventar de lo rosa que estaban sus mejillas.

- Sha...oran - susurro con el mínimo de aire que mantenía en sus pulmones.

- ¿Di..di...dime? - 

- Me haces sentir cosas que  nunca he sentido por alguien...- Pero esta vez es ella quien me besa, me toma de los pliegues del cuello de mi camisa y me obliga a besarla. A gusto le brindo mis besos pero sentía más la necesidad que solo tocar su cadera.

La toma en mi brazos como princesa y hunde su cabeza en mi cuello, rápidamente pasó por el estacionamiento y subo por los ascensores de atras.

Era como si nos dejáramos llevar por las emociones, ella aprieta los botones del elevador y me besa y lo vuelve hacer hasta llegar al piso de nuestra habitación.

Rápidamente se abre la puerta pero torpemente casi caigo con ella en mis brazos. Nota mi descoordinación y se baja y nos miramos con lujuria en la puerta de la habitación, es como si la llevo a la mía o a la suya.

Pero ahí estábamos de nuevo, que me pierdo en su mirada y se encontraba a pies descalzos habría perdido sus zapatos en el camino.

Me acerco con la mano en el corazón, que me palpita a mil, esta vez le hago caso a mis emociones y no a mi cabeza, a lo que siento por esta bella mujer que tengo al frente mío, a todo lo que guardé durante tres ellos, todo lo que pedía que se fijara en mi tal vez estaría a punto de suceder.

Me deja besarla tiernamente pero con el paso de cada beso, el juego de lenguas se vuelve más excitante tanto que la apoyo contra la pared, su pierna roza entre mi intimidad que con mis manos en su cadera y la otra toca su pierna gentilmente, suave piel de algodón, toco su rodilla, sus muslos y llego al vestido cual lo levantó, que la tomo, acorralando la frente a mi.

Pero ella no se queda atrás tiene sus manos dulces en mi cuello.

Arrastro contra la pared por los fuertes roces que nos damos llegamos al comedor, la bajo pero ella se que quieres más por que se apega a mi y a mis besos y torpemente ya estábamos en la entrada de mi habitación, la tumbó en mi cama y me subo arriba de ella, jugando con sus piernas y saboreando cada beso, lamiendo su cuello, quiero dejar marcar en ellas que ni el agua pueda quitar ni un maquillaje pueda tapar.

Se detiene y apartar bruscamente y sus ojos, no sus ojos miraban con desaprobación.

- Shao...ran - Me levanto rápidamente y ella queda sentada en la cama, con las manos en la boca.

Tristemente ella va querer una explicación ahora si la cabeza volvió a reaccionar, resignado a que nuestras amistad acabaría me siento apoyándome con el respaldo de la cama.

Ella voltea y me mira con curiosidad

- Sakura yo...- con determinación Gatea en la cama y se acerca a mi dándome de sorpresa un beso.

Enamorado de la esposa de mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora