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Marcos entra con la bolsita de la farmacia en la mano. Trae dentro dos cajas.

—¿Serán suficientes? La chica me dijo que trajera tres, pero no tenía suficiente dinero encima...

—Tranquilo—las cojo—. Como me hayas dejado embarazada te mato.

—Oye, que es cosa de dos—arruga la nariz—. Además, nos vamos a casar, ¿qué más da antes o después de la boda?

—Pues que tendré que parar con la carrera.

—O no. No tienes por qué dejar de ir a clase.

—¿Y cuando tenga una tripa casi más grande que yo, qué?—susurro y me siento en el váter

—Vas a estar Preciosa—se sienta en el suelo

Suspiro y cojo ambos tests ya desembalados. Leo las instrucciones antes de hacer nada.

—¿Te importa salir?—cuestiono antes de bajarme los pantalones

—Mira que eres, no que tuvieras nada que no haya visto antes.

—Marcos...

—Ya voy, ya voy.

~

—¿Han pasado ya 15 minutos?—cuestiono removiendo mi infusión

—Mm... Justo ahora.

Suspiro.

—No sé si quiero verlo.

Marcos se sienta junto a mi en la banqueta que hay a mi lado. Coge mis manos.

—Esto es cosa de dos—acaricia con delicadeza mi piel—. Sabes que voy a estar aquí para todo.

Suspiro y apoyo mi cabeza en su hombro.

—¿Qué va a ser de ese niño con un padre rubio y futbolista y una madre que casi abandona la carrera?

Me da un codazo y ambos reímos. Me seco una lágrima.

—¿A qué hora vuelven Paula y Mario?—cuestiono—No quiero que vean nada. Si da positivo no lo contaremos aún.

—En media hora.

—Pues vamos.

Sin soltar su mano camino hasta el baño. Sobre el lavabo descansan los dos tests, listos para decirnos si estoy o no embarazada.

—Míralo tú—susurro

El asiente y suelta mi mano. Da un paso adelante y coge uno de los tests. No puedo descifrar su expresión porque está de espaldas, pero en cuanto se gira sé el resultado sin que articule palabra.

—Ambos dan positivo—sus ojos brillan, tiene una sonrisa incipiente en el rostro—. Vamos a ser papás.

Me abrazo a él y entierro mi cabeza en su pecho. Él me estrecha con fuerza y deja que llore. No estoy triste, sé desde pequeña que quiero formar una familia, pero tal vez llegue en un momento inapropiado.

~

La cabeza me da vueltas y no puedo concentrarme durante las clases. Adrián me pasa todos los apuntes limpios y listos para ser estudiados todos los días porque cree que estoy enferma. He alegado que tengo una migraña un poco más fuerte de lo normal para faltar a última hora.
Marcos me recoge a la salida, tenemos cita en el ginecólogo.

Conduce con tranquilidad, acariciando mi pierna. Yo miro por la ventana y me muerdo las uñas.
Aparca cerca de la clínica, vamos caminando. Él lleva nuestros dedos entrelazados y marca el ritmo. Yo me mantengo ausente, tratando de reponerme del mareo que ha supuesto ir en el coche.

Vas a quedarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora