-I-

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Estar en una relación a distancia es algo bastante complicado.
-y entonces me dijo que me arreglara. Y me llevó a cenar.
-waaa te envidio- dijo karui mirando a ino con cierta decepción -chouji solo quiere comer patatas los viernes por la noche. Salimos en pijama y eso es lo que hacemos.
Sakura bebía de aquel café late que estaba en la mesa. Cada reunión era el mismo tipo de conversaciones.
Y como sakura lucia aburrida. Ino le busco la palabra. -y has recibido carta de tu esposo?
-no, aún no.
-ya van 5 meses- dijo karui mientras cortaba con su cuchara su pastel. Y prefirió callarse cuando recibió un pequeño puntapié de bajo de la mesa por parte de la rubia.
-lo siento- dijo karui mirando a ino y luego a sakura con pena.
-no importa. Ahora mismo no pienso en eso.
-entonces en qué piensas?
-eh? Nada. Mañana debo atender un par de casos... Es todo.
Sakura dejó una buena propina y se despidió de sus amigas. Aquellas conversaciones le cansaban un poco.
Lo magníficos o fastidiosos que eran sus maridos eran cosas que ella no podía vivir con su propio esposo.

Cuando llegó a casa sarada estaba acostada.  Dormía profundamente. Le dio un beso en la frente y luego volvió a su cuarto y se quitó los tacones y aretes bonitos que lucía. Luego se quitó aquel bonito vestido negro entallado. Se quitó el poco maquillaje que usaba y se puso cómoda para dormir.
Las sábanas están frías. De echo siempre lo estaban. Tan frías que costaba calentar la cama.
Se preguntó del porque dormía en una cama tan amplía. Era un completo desperdicio y algo inútil.
Esa noche se preguntó si podría soportar toda una vida así.
Sin ser tocada. Sin ser amada.
Se preguntó si siquiera podía llamar esposo a alguien que se había marchado por años y que por mucho tiempo no había recibido respuesta.
Salúdame a sakura. Esas eran las partes de la carta de sasuke en que se dirigía a ella.
Luego de que ella le mandara testamentos de cartas. Contando el más mínimo detalle de sus vidas.
Una lagrima de impotencia salió de esos hermosos jade. Ciertamente sakura haruno era una mujer fuerte. Solo lloraba en las noches con ella misma. Y a la mañana siguiente se mostraba ante el mundo como la gran madre y doctora que era.
-buenos días mama. No dormiste bien?
-si un poco. Cuando bebo me da insomnio.
-bebiste con tía ino?
-ah? .. Un poco.
-mama ojalá te quedaras hoy en casa.
Sakura le extendió a sarada el Sandwich que acababa de prepárale.
-no puedo. Siempre hay mucho trabajo en la clínica.
-de acuerdo. Te veré en la cena.
-está bien sarada. Da lo mejor de ti.
Sarada salió del apartamento luego de darle un beso a su madre. Era una niña muy linda, quería proteger siempre esa sonrisa. Asi que con la mejor sonrisa que tuvo se asomó de la ventana de la sala. Un apartamento en el sexto piso.
-sarada!- gritó apenas le vio cruzar la puerta del edificio. Su pequeña hija alzó su mirada hacia la ventana donde vivían -te amo hijita!
Sakura era la mejor mama del mundo y sarada sonrió y sintió todo el amor que le tenía. -yo también ma! Te amo muchísimo!- dijo mandándole un beso y diciendo adiós con su mano derecha.
"A veces era solitario. Solo a veces" eso pensó mientras veía a sarada alejarse.

-fin del episodio-

El fruto prohibido. (Sakura harem) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora