La lluvia caía torrencialmente, con una fuerza indescriptible. El viento golpeaba todo a su paso, logrando que los árboles danzaran violentamente a su compás, llenando de miedo a todos y encerrándolos en sus casas, hasta que él encontrara la calma. Nadie quería salir y mucho menos abandonar la calidez de su hogar, pero ¿y a aquellos que no tienen un cálido lugar en donde refugiarse? No creo que cielo se apiade de ellos, pero tampoco creo que les importe mucho.
Por lo menos, a ella no le importaba.
Afuera en la tempestead, vestida de negro, permanecía inmóvil. No le interesaba que el roble, encargado de protegerla, se sacudiera desenfrenado sobre ella; y mucho menos interés tenía en el agua que la mojaba completamente. Su vista se negaba a despegarse de esos trozos de cemento, que tenían el descaro de llevar impreso, los nombres de las personas que ella había amado con todo su corazón. ¿Por qué habría de preocuparse por el clima, cuando las lápidas permanecían firmes en su lugar? No importaba cuanta lluvia cayera, no era suficiente como para borrar las letras de las sepulturas. Ni importaba cuan fuerte soplara el viento, ellas se negaban a desprenderse del suelo; así como la rabia se negaba a abandonar a la chica, que sabía que no podía recuperar lo que había perdido.
Con los puños cerrados se dispuso a salir del cementerio, no sin antes dar un último vistazo a aquel gris que se había quedado con toda su dicha. Con una sonrisa irónica se despidió de la lápida que tenía su nombre; y por los restos de aquella muchacha inocente, juró vengarse de los traidores con algo peor que la muerte. Un infierno en vida.
Una sonrisa invadió mi rostro, esa joven era un completo misterio. Siempre sigo mi propio reloj, al ser la muerte tengo reglas que cumplir, pero algo en sus ojos me dijo que no era su hora; que con un poco más de tiempo ella podría darle un giro a su historia. Siento un fuerte hormigueo en todo mi ser, solo de pensar en lo que va a hacer. Espero que no me decepcione.
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Sombras al acecho
Mystery / ThrillerNo busco venganza, ni quiero justicia. Nada de eso va devolverme lo que he perdido. Pero no puedo morir sin hacerles saber el error que cometieron. Tienen que aprender la lección: nadie traiciona a mi familia y queda impune. Debieron haberme matado...