Parte única

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-¡James, ven aquí!- chilló Sirius, corriendo detrás del miope.

-¡Señor Black, señor Potter, vengan aquí inmediatamente!- oyeron gritar a la profesora McGonagall.

Siguieron corriendo como alma que lleva el diablo hasta que perdieron a la profesora de vista.

-Nos hemos librado de una buena, ¿eh, Padfoot?- dijo James con la voz agitada por la carrera.

-Tienes razón, pero en algún momento nos encontrará y nos hará limpiar los calderos de Slughorn- terció Sirius.

-¡Pero ha valido la pena! ¿Has visto las caras de Quejicus y de Malfoy? ¡Se estarán quitando pringue del pelo hasta el día de su muerte!- rió James.

Sirius rió escandalosamente junto a su amigo. Las chicas de su alrededor lo miraron, encandiladas por su risa. Aun lo estaban mirando cuando James volvió a hablar.

-¿Vamos a la biblioteca?- preguntó a su amigo perruno-. Está Moony- añadió en un susurro con una pícara sonrisa.

-¿¡Qué!?- se alarmó el otro sonrojado-. N-no me importa si está...-musitó.

-Hermano, se notan tus sentimientos más que los míos por Lily- le espetó James.

-¿De qué estás hablando, Prongs?- articuló Sirius en un hilo de voz.

-¡Que te gusta Remus, por supuesto!- exclamó el miope.

Sirius se sonrojó. James había descubierto sus sentimientos por Remus. ¿Tanto se le notaban? Si su amigo se había dado cuenta, ¿Quién más lo habría hecho?

Al principio Sirius creyó que solo era un sentimiento de familiaridad, ya que nunca lo había sentido y por lo tanto no sabía cuál era el sentimiento de amar a su familia, pero en su cuarto año descubrió hablando con Marlene que no era así. Tiempo después admitió estar enamorado de Remus. Aun así, siguió estando con chicas para ver si había algún gesto de celos por parte del licántropo. Una vez le pareció ver un gesto de molestia en los ojos de Remus cuando encontró a Sirius besándose con su novia. Eso gustó a Sirius.

Entraron a la biblioteca, viendo al licántropo en las mesas del final. Sirius sonrió, cosa que a James no le pasó desapercibido. Los dos amigos se acercaron hacia la mesa donde estaba el castaño. Cuando este los vio, levantando la vista del libro de herbología que sostenía y les sonrió. Se veía débil, cansado, como siempre que se acercaba la luna llena.

-Hola, chicos- saludó Remus.

-Hey- dijo James a modo de saludo.

-Hola- dijo Sirius aun sonrojado.

-¿Qué le pasa?- le preguntó Remus a James, mirando al de ojos grises de reojo.

-Ni ide...- empezó James. Vio a Lily salir de la biblioteca-. Esperadme aquí un momento y sin más se fue, dejando a los otros dos Gryffindor extrañados.

En el momento en que James abandonó la biblioteca dejando tras de él un incómodo silencio. Remus miró de reojo a su compañero. Era verdaderamente hermoso. Su cabello negro, ahora recogido en una coleta, había crecido mucho desde que abandonó la casa de sus padres. Sus hipnóticos ojos grises, enmarcados con largas y gruesas pestañas, eran de un color muy claro, casi translúcido. Unos marcados pómulos que le daban a su rostro un porte elegante, una nariz fina y un poco respingona y una boca carnosa y llena que le daba ganas de besarla todo el tiempo.

No recordaba cuanto tiempo llevaba enamorado de él. Lo que si sabía es que tuvo un efecto inmediato en el en cuanto lo vio por primera vez. Quedó prendado del desheredado Black como todas las chicas de Hogwarts. Lo único malo en su caso, además de su condición era (que él creía) que a Sirius no le gustaban los hombres. Se lamentaba constantemente cuando veía a su enamorado con sus diversas novias y amantes. Sentía unos celos que, aunque lograba ocultar, sabía que no debía sentir. Era su amigo, su compañero durante las lunas llenas y las travesuras. Aunque atrapó innumerables ocasiones a Sirius mirándole, pensó que era normal, ya que muchas amigas suyas también o miraban mucho. Simplemente siempre pensó que nunca tendría oportunidades con él.

Su amado se giró y sus ojos se encontraron. Remus se sonrojó, desviando la mirada. Sirius agarró su mentón, obligándole a mirarlo. Los ojos se desviaron hacia los labios del contrario sin desearlo. Sirius sonrió de medio lado y también miró los labios entreabiertos del otro. Acercó su rostro al del castaño, juntando sus labios en una gentil y delicada caricia. Remus se apartó rápidamente, completamente sonrojado. Sirius volvió a acercarse más lentamente, cerrando los ojos suavemente. El licántropo imitó sus acciones. Sus labios volvieron a encontrarse, esta vez de una manera más apasionada. La desesperación en sus movimientos era obvia. Las manos de Remus fueron al cabello de Sirius, estirándoselo suavemente, mientras las de Sirius se dirigían a la cintura del otro.

-¡Chicos, ya he vuel...!- apareció James, interrumpiendo el acto de sus compañeros-. Lo siento, no quería interrumpir- y acto seguido se fue.

Los dos chicos se miraron, sonrojados. El castaño agarró la mano del contrario.

-¿Nos vamos a otro sitio?- susurró seductoramente en el oído de Sirius, el cual se sorprendió. Nunca creyó escuchar que eso saliera de su boca, mas no le disgustó. Ambos se dirigieron hacia el armario de las escobas, a hacer lo que llevaban deseando mucho tiempo.

Con un beso- Wolfstar OneshotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora