Necesitaba conocerte
Todos nacemos pero no para ser iguales: algunos se convierten en carniceros, bomberos, pasteleros, algunos solo llegan a ser lo que la vida puede ofrecerles pero de una forma u otra cada ser humano es único para bien o para mal. La mayoría de los padres piensan que sus hijos son las criaturas más bellas del planeta, otros lo toman menos emocionalmente como en el caso de mis padres. Esteban y Estela Gómez vivían en una casa "bonita" en la colonia 11 de Julio de Pachuca; pero ellos no eran gente de buenos principios, estaban tan concentrados en sus frívolas vidas que apenas notaban que tenían un hijo (de haberme puesto algo de atención yo no estaría viviendo un infierno en estos momentos).
Mi nombre es Kevin. Toda esta historia inició cuando mis padres decidieron salir del pueblo para venirse a vivir a la ciudad de Pachuca, para darme "una mejor vida", pero lo más feo e inaceptable fue traerme a una colonia tan llena de peligro (delincuencia, robo, drogadicción...) cuando llegamos me sentía muy raro , miraba a mi alrededor esperando encontrar algo agradable, pero fue imposible todo se veía tan sucio, los edificios estaban tan descuidados por lo que me daba pavor entrar en el que nos íbamos a hospedar. Durante el traslado a la nueva casa encontré a unos chicos que se me quedaban viendo de pies a cabeza de manera burlona, quise ignorarlos pero me fue imposible.
Cuando llegamos a la nueva casa, mi papá dijo que nos instalaramos rápidamente porque al siguiente día nos incorporaríamos a nuestras labores. Para ellos era algo normal, no era la primera vez que nos cambiábamos de casa por culpa de su trabajo. Por suerte a mi mamá, no se le complicaba la distancia de la casa al trabajo; pero para mí era todo lo contrario, pues cuando ya había logrado encajar con mis compañeros de grupo o de escuela, a mis padres se les presentaban mejores oportunidades laborales y debíamos cambiarnos de casa. Bueno, ese día terminó.
Al siguiente día que fue el primero en mi nueva escuela, mi mamá me llevó a la puerta del colegio y se fue al trabajo, ni siquiera se molestó en desearme un buen inicio, porque como siempre se le hacía tarde para llegar a determinada junta con los encargados de un montón de cosas que yo desconocía.
Una vez que mi madre me dejó en la puerta de la escuela, me sentí muy solo pero caminé hacia mi salón, cuando entré estaban todos mis compañeros los observé por unos segundos y pasé a sentarme en una esquina; tiempo después la maestra comenzó a dar la clase de historia por cierto, muy aburrida, para realizar una actividad debíamos hacer equipos de tres por lo tanto, yo quería trabajar solo pero no era posible, entonces tuve que trabajar con Adrián. Al principio no nos hablábamos y pienso que era por pena, después de unos segundos Adrián me preguntó mi nombre, cuando comenzamos a platicar un poco sobre los dos nos dimos cuenta que coincidimos en muchas cosas e incluso pensamos que podríamos ser grandes amigos, en algo muy importante que coincidimos era que nuestros padres trabajaban mucho y no nos ponían atención, por eso decidimos que por las tardes cuando no estuvieran nuestros padres saldríamos a jugar al parque que estaba cerca de la escuela.
Cuándo estábamos en el parque normalmente hablábamos sobre cómo era vivir con padres como los nuestros, en nuestra experiencia los primeros años de nuestras vidas ya habíamos aprendido lo que la mayoría de las personas dominan hasta alcanzar la edad adulta: a ser autosuficientes, con el tiempo desarrollar independencia y sensibilidad. Todas las mañanas nuestros padres salían para ir a sus respectivos empleos dejándonos a los dos solos, pero eso era lo que más nos gustaba.La mayoría de las veces nos dejaban comida que siempre estaba enlatada o en bolsas, por lo que teníamos que hacernos nuestros propios desayunos. Adrián aprendió a hacer hotcakes y yo aprendí a hacer huevos estrellados o revueltos; aprendimos a hacer otros platillos pero la mayoría de las veces siempre cocinábamos lo mismo, era algo fastidioso pero mejor que la basura que nuestros padres nos dejaban. Por horas hablábamos sobre lo horrible que era vivir con padres tan distraídos como los nuestros; ayudaba mucho poder desahogarse con alguien que entendía como se sentía, pero además hablábamos sobre cómo serían nuestras vidas al irnos de casa, de que viviríamos lo más lejos posible de nuestros padres para tener nuestra propia vida y si llegaríamos a casarnos con nuestras futuras novias, nos hicimos la promesa de que no tendríamos los mismos errores que nuestros padres; aunque no sabíamos que nuestras vidas tomarían un giro inesperado. Antes de que nos diéramos cuenta ya eran las 5:00 de la tarde, Adrián y yo nos despedimos chocando las manos, tomamos caminos separados y nos fuimos; no estaba muy ansioso de volver a casa y apuesto a que él tampoco ya que no había nadie esperándonos. Esto era de todos los días y había ocasiones que no tenía ganas de levantarme de la cama y verles la cara a mis padres, pero pensaba en Adrián y lo bien que me sentía cuando estaba con él ¡valía la pena aventar la cobija!
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Necesitaba conocerte
RomanceEsta es una historia creada por estudiantes normalistas: Saira Lisbeth Lora Díaz Yemilet Ocampo Rubio Vanessa Gayosso Alfaro Jesus Hernández Medina Luis Alberto Castelán Martínez