Jung Hoseok, a veces, daba miedo.
Bueno, muchas veces.
La gente que no lo conocía, pensaban que Jung Hoseok sólo era un pastelito de arcoiris y sin vergüenza con voz potente. Cuando lo conoció pensó que era un chico recargado de energía positiva y descendiente de duendes bailarines. Porque ningún ser mundano desprendía ese aire mágico y alegre como lo hacía Jung Hoseok, entonces supuso que algún pariente tendría que haber salido de tierras irlandesas. Por supuesto que cuando se lo dijo recibió un golpe en la cabeza, pero eso no lo hizo cambiar de pensamiento.
Entonces, la gente no suele creerle cuando confiesa que tiene miedo de ese ruidoso chico. Es decir ¿cómo temerle a ese lindo joven de pómulos altos, hoyuelos tiernos, ojos de medialunas y sonrisa de corazón? Era como tenerle miedo a las ardillas del parque. ¡Esas pequeñas criaturas no podían hacerte nada malo! Era sin duda un miedo irracional.
Salvo que no lo era.
Porque lo que la gente no veía, era esa aura dominante y malévola que venía de la mano con ese diablillo disfrazado. Jung Hoseok tenía una risa escalofriante acompañada de una mirada fría y cruda, con una voz dulce que contrastaba la potencia de sus palabras.
Seokjin lo vió.
Seokjin lo veía cuando lo visitaba a su trabajo, dictando clases de baile a chicos no tan menores que él.
Lo veía cuando ayudaba a sus amigos en la producción de sus canciones.
Lo veía cuando alguien quería ofenderlo.
Solo Seokjin podía ver el aura que lo rodeaba. La gente lo sentía, pero nadie lo veía. Nadie notaba que esa tensión provenía del hada llamada Hoseok.
Temía por su vida cuando miraba esa faceta del joven, si tenía que ser honesto, porque varias veces esa cara le era mostrada por las pequeñas estupideces que cometía día a día, porque Jung Hoseok era un perfeccionista de primera. Pero no iba a negar que le gustaba.
Porque, ¿quién podía imaginarse que ese pastelito tenía alma de dictador? ¡Nadie! Era excitante ver la transformación de sus ojos, el cambio en la forma de su boca y la tensión en su mandíbula afilada. Era como pensar en dos personas completamente diferentes en un cuerpo. Un lindo cuerpo, por cierto.
Era nerviosismo, miedo, excitación. Un estallido de emociones cruzaban por su sistema interno cuando, justo como ese momento, aparecía la parte dominante de Jung Hoseok.
"¡Cinco, seis, siete, oh!"
Lo miró.
Los ojos de aguila de Hoseok analizaban el panorama frente a él, tomando nota de detalles sueltos y errores que no debían mostrarse. Miró como su lindo novio elevaba su barbilla, observando a sus estudiantes de manera aguda y juiciosa. Los dedos de su mano derecha se chasqueaban rítmicamente marcando el tiempo, mientras que su otra mano se conservaba en el bolsillo de su pantalón holgado. Su barbilla bajó, ahora mirando a los chicos que bailaban para él a través de sus pestañas y su cabello ahora castaño.
Jin no le diría a nadie, pero sintió un pequeño tirón en su parte baja.
Esperó en la puerta de la sala, sabiendo que su novio ya lo había notado pero, como Jung Hoseok era tan profesional, lo ignoraba adrede. Cuando la música se detuvo y Hoseok se tomó un momento para ordenar en su cabeza las próximas correcciones, los otros dos chicos dentro de la sala lo saludaron con una reverencia jadeante.
Hoseok no les dió más que esos cinco segundos para descansar y luego ya estaba soltando las cosas que necesitaban arreglar y mejorar. Era una suerte que Jimin y Jungkook ya conocieran el ritmo de trabajo que Hoseok cargaba.
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Dominante | [2seok/JinHope]
Short StoryJung Hoseok, a veces, daba miedo. Otras veces, un tirón en la ingle. →One-Shot →2seok/ JinHope/ HopeJin →¡Especial por los 1k seguidores! Super tarde →Intento n°2 de smut/lemon →Jin Top| Jhope Bottom →Sí así es hice la portada con Instagram, so what...