Tiempo.
Según el diccionario es la duración de las cosas sujetas a cambio o de los seres que tienen una existencia finita...pero ¿quien puede afirmarlo con su entera convicción? El tiempo es cambiante, casi efímero. Posiblemente me crean una loca-no los culpo- después de todo estoy tratando de explicar que una de las leyes de la vida misma es una gran y tonta mentira.
¿Por qué? dirán ustedes, bueno eso es por el simple hecho de que el tiempo no es igual en cada persona. ¿Cómo? preguntarán, se los resumiré en una breve explicación: Un segundo, luego un minuto, una hora, y así sucesivamente es tomado como una medida de tiempo. Ahora respondan ¿es lo mismo un segundo para una persona que ve la luz del más allá, que un niño pequeño sin preocupaciones sobre su futuro; o años para un joven con deseo de independencia a una madre que pide para disfrutar tanto pueda de la infancia de su pequeño? Yo, no lo creo.
Si todavía no me creen o no entienden mi punto de vista les contaré una historia, donde años pueden ser unos cuantos segundos...
5to grado de primaria, primer día de escuela.
Una niña de largo cabello castaño iniciaba clases, un día de tantos pensaba ella, solo que no lo sería. Nuevos alumnos se integraban en su curso, dos chicas y un chico, nada de su importancia particularmente. Como siempre se encontraba callada, en silencio; muchos dirían que estaba en su propio mundo, uno inaccesible a los ojos de los demás, mas la verdad era que escuchaba atentamente como las niñas nuevas comenzaban a socializar con sus otras compañeras. Poco de lo hablaban era de su interés, hasta que algo capto su gran curiosidad.
-¿Cómo te hicisteis esa cicatriz?
-¿Esta?-Señalo una pequeña pero llamativa marca en su rostro.
-Sí.
-Me la hice andando en cuatri.-Explico con una sonrisa enorme.
-¿En serio?
-Sip.
La conversación continuó y las niñas seguían contando sobre si mismas. Las dos parecían simpáticas; tal vez una menos tímida que la otra, solo que la castaña no supo interpretar esa timidez de buena manera. Varias veces la pequeña de gran sonrisa contó sus "accidentes", lo que no agrado mucho a la castaña.
Esa chica es rara. Nunca me juntaría con alguien así. ¡Dios! Podría haberse lastimado con todas esas cosas. Manejo un cuatri y le quedo una cicatriz que no ve que le pudo pasar algo...
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Los meses pasaban y nada cambio para la castaña. Comiendo sus galletitas en el recreo la pequeña pensaba, hasta que una figura se paró enfrente suyo.
-¿Me das una?-La niña de gran sonrisa pregunto. Lo que no sabía era que esa tonta pregunta,obligada por un estómago hambriento, la marcaría y no solo a ella si no a la persona a la que dirigía la cuestión.
Moviendo el paquete de pepitos la castaña le invito una a la niña de gran sonrisa.
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Ya un año se cumplía de la inesperada petición; las niñas ya no eran unas simples desconocidas, tampoco las mejores amigas pero era suficiente para la pequeña castaña, hablaban en los recreos y más de una vez se habían sentado juntas.
A pesar de todo esto había un insignificante problema: una antigua amiga de la chica sonriente se había cambiado a su colegio, por lo tanto la castaña no pasaba tanto tiempo con su amiga.
El año seguía y un especial e inigualable trío de amigas se fue formando.
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Un nuevo ciclo comenzaban las niñas, la secundaria, nada especial en realidad.
La castaña era feliz, tenía grandes amigas y conocía nuevas personas con quien hablar.
La castaña se hizo muy unida a la niña de ojos verdes, vieja amiga de la sonriente; se juntaban en los recreos, salidas, en sus casas, y todo las veces que querían.
La castaña sentía que se distanciaba de la chica de gran sonrisa poco a poco, pero como siempre ella se mantuvo en silencio.
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2do de secundaria.
La chica de ojos verdes se cambió de curso dejando a las pequeñas, castaña y sonriente, juntas una vez más.
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Actualidad.
Las pequeñas habían crecido, y no todo seguía tal cual al principio. Su amistad había superado grandes y pequeñas cosas, se había fortalecido con el pasar de los años, se mantenía intacta, aunque no igual.
Ya no eran las niñas que de una frase sacaban conjeturas absurdas.
Ya no eran las niñas que a partir de una galletita una amistad floreció.
Ya no eran las niñas que a pesar de nuevas personas se sentían distantes.
Ya no eran amigas.
Ya son hermanas.
Espero que esta historia pueda haberles servido, en caso de que se hayan olvidado el punto principal de este breve relato les diré:
Años pueden ser unos cuantos segundos dependiendo de cada persona...
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Dedicado a la mejor y más sonriente chica que conozco. Te Quiero mucho ¡¡¡Feliz Cumple!!!
Espero que les gustará. Besos XXX.
