Capitulo 4 (Segunda Parte)

2.4K 132 27
                                    

Me encontraba camino al colegio, montada en mi bicicleta, mamá me había dado tiempo para pensar, ya que ella se había encargado de llamar a casa de Belch para decir que hoy me iría en bicicleta, porque según ella necesitaba ejercitar mi cuerpo, una excusa estúpida, pero nadie podría contradecir a mi madre, nunca.

Le había dado muchas vueltas a lo que mamá me había dicho antes del desayuno y no llegaba a ninguna parte, y para cuando ya había llegado al colegio, seguía sin tener nada.

Mire a los alrededores hasta encontrar el auto de Belch, así que me encamine hasta el, dejando a mi bicicleta apoyada en este.

—¡Hey! —Grite para anunciar mi llegada—

Los chicos, quienes estaban apoyados en la parte contraria en la que yo estaba, se giraron a mirarme.

—Oh, y yo pensaba que me había librado de ti nuevamente —Henry arrugó su nariz—

—Soñar es gratis, burro —Le saque la lengua mientras avanzaba hasta donde se encontraban—

—¿Tu madre se enojo contigo? —Preguntó Belch—

—Mmm... No, no que yo sepa —Contesté con duda—

—Es que, ella dijo que tenías que hacer ejercicio y ella nunca te manda a hacer ejercicio, entonces, pensé que había sido eso —Oh, pobre palomita

—No te preocupes Belch, es por algo de la vida saludable, en su trabajo están tratando ese tema, y ya sabes, mamá quiere que sea una niña saludable —Me encogí de hombros—

—Si, claro —Comentó Patrick con sarcasmo—

—Lo mire con mi ceño fruncido, para luego ignorar su comentario olímpicamente— ¿Y en donde esta Víctor? —Pregunté a los demás—

—Dijo que iría a la biblioteca a buscar un trabajo, ya sabes —Me informó Henry—

Yo solo lo mire y asentí con mi cabeza, Víctor no tenía que entregar ningún trabajo, el estaba en mis clases, ya que eramos lo únicos en un grado más bajo que los chicos, y yo sabía que el estaba escondiendo algo, por la mentira que les había dicho a los chicos, pero más tarde me informaría él lo que realmente había ocurrido.

—Bueno, —Henry dio un suspiro— ya es hora de entrar, ¿Nos vemos en el almuerzo? —Preguntó en mi dirección—

—Si, yo los busco —Le sonreí—

Los chicos comenzaban a alejarse, entonces me di la vuelta, para asegurar mi bicicleta, enganchandola al auto de Belch, pero sentí una mano agarrando mi brazo y dándome la vuelta.

—Se que ahora no es un buen momento para hablar, y no voy a obligarte a ello, pero quiero que sepas que tengo intenciones de arreglar esto, —Nos señaló— y ya me canse de que aplaces nuestra conversación —Me dijo—

—No estoy escapando de esto —Me defendí—

—No, claro que no, —Patrick blanqueo los ojos— no quiero pelear nuevamente contigo, busco una solución a esto, nada más —Levanto ambas manos—

—¿En el primer toque de timbre? —Pregunté, aparentando seguridad—

—Te esperare en la puerta —Me sonrió, para luego besarme y darse la vuelta, alejándose en dirección a la entrada del colegio—

Mis ojos observaron como su figura desaparecía en la multitud, y algo me decía  que la conversación que se avecinaba, sería interesante.


[...]


—¿A dónde vamos? —Pregunté, por décima vez, está vez esperando una respuesta de su parte—

Desde hace cinco minutos me encontraba siguiendo a Patrick, pero en la mayoría del tiempo que nos habíamos encontrado caminando el no me había dirigido una sola palabra.

—Si no me hablas, juro que me quedaré parada en este lugar y no volveré a hablarte —Hable pausadamente, mientras paraba de caminar y cruzaba mis brazos—

Patrick pareció ignorarme, ya que el avanzó unos pasos más, antes de finalmente detenerse y darse la vuelta para así darme toda su atención.

—Mueve tu trasero, Blaise —Me ordenó, sus ojos fulminandome en el proceso—

—Jodidamente no, y no vuelvas a hablarme de esa manera, imbecil —Respondí—

El rodó sus ojos, antes de volver a hablar.

—Blaise, cariño, ¿serías tan amable de seguir moviendo esas bonitas piernas por mi? —Volvió a decir, esta vez con voz dulzóna—

—Tu actitud sigue siendo una mierda, no iré a ningún lado si sigues actuando de esa manera —Lo mire de manera severa—

—No me jodas, comienzas a parecerte a mi madre —Se burló—

—Ah, ¿entonces ahora comenzarás a tratarme como la mierda? —Mi ceño se frunció—

—No, no inventes estupideces, nunca te he hecho daño —Me apuntó—

—Físicamente, pero, ¿te has preguntado por mí lado sentimental?, hieres a tu madre, a tu familia, ¡¿Que puedo esperar de mi novio, si actúa de una forma tan malditamente estúpida?! —Le grité en su cara—

Y el tiempo que pasó luego de eso, fue completamente humillante para mí, y esto solo paró cuando corrí lejos, muy lejos de él.

[...]

Explosivos [Patrick Hockstetter] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora