La vida de Erin transcurre en el último año de preparatoria, ella creía que sólo debía lidiar con su corazón roto y sus proyectos escolares. Nunca imaginó que se vería involucrada en medio de una guerra entre el bien y el mal, ni que conocería a un...
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4 días han pasado desde que Samuel se fue.
Y siento que me estoy volviendo loca. No he hablado con nadie, no puedo tener comunicación por ningún medio. Lo único que tengo para distraerme es un televisor en la sala, el cual dejo prendido todo el día. Aunque me fastidie de estar viéndolo, las voces del noticiero, comerciales y películas son las que me acompañan y relajan, me hacen sentir acompañada.
Y no sé, es sólo que, por primera vez, no aguanto la soledad.
Normalmente estoy sola en mi habitación, pero casi siempre haciendo algo. Por las tardes, después de clase, me encantaba estar en mi cuarto, y cuando no tengo tarea pendiente, me la paso leyendo, escuchando música, en las redes sociales, o planeando alguna actividad. Recuerdo que también me gustaba perder el tiempo pensando en Collin, mi novio, en ese entonces.
Y ahora las cosas han cambiado, excepto la parte de dejar de pensar en Collin. Mientras antes cavilaba sobre mi vida amorosa perfecta, ahora me invade la culpa e incertidumbre, por todo lo que he estado viviendo con Sam.
Cierro los ojos y ahí está Collin, con su mirada llena de confusión al verme tomada de la mano de Sam. Y eso me carcome el alma.
¿Qué hacía con los de la Hermandad?
¿Significa que él sabía todo también?
¿Acaso él igual me ha engañado?
No sé qué pensar. Hoy, las dudas y las mil un preguntas que rondan por mi cabeza, me tienen agobiada y mentalmente agotada. Necesito salir de aquí, necesito respuestas.
Samuel me pidió que no saliera de la casa, pero tengo que saber por lo menos dónde estoy. Si es verdad que todos me están buscando, pues ya, ¡que me encuentren y que pase lo que tenga que pasar!
Está decidido, saldré a averiguar mi ubicación.
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