Despertando

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Tras recuperar la consciencia mantuve, durante unos segundos más, los ojos cerrados. La brisa que me acompañaba se había vuelto húmeda, el ambiente era diferente, ya no olía agua de mar mezclada con cerveza, sudor y una leve chispa de sangre. El aroma del agua salada se había incentivado, madera mojada, incluso podrida.

Mi alrededor era más pesado, podía sentir la gravedad con más intensidad golpeando mi cuerpo y empujándolo sobre un frío suelo mojado. La humedad se colaba por mis huesos, obligándome a temblar levemente, siguiendo un ligero vaivén que no recordaba haber vivido nunca. Me rodeaba una sensación de agonía y algún que otro sonido estridente lejano.

No sin esfuerzo, conseguí abrir uno de mis ojos, buscando una respuesta a la única pregunta que cruzaba mi mente en ese momento. Fui forzada a volver a cerrarlo de inmediato cuando un fuerte dolor sacudió toda mi cabeza, como si acabara de recibir la patada de un elefante, Llevé mi zurda a los ojos y los cubrí con delicadeza, concentrandome en mi propia respiración para tratar de paliar el dolor.

Cuando fui más consciente de mi cuerpo, volví a abrir los ojos de par en par, esta vez los dos al mismo tiempo, y llevé esa zurda a mi propia cintura, donde la mirada acabó también. Seguidamente, y al notar su ausencia, paseé los ojos por toda la estancia en busca de mi pequeña jaula dorada, pero fue en vano, no encontré ningún rastro de ella ni de su ocupante.

Lentamente me fui incorporando hasta quedar sentada en el suelo, tratando de mantener una respiración profunda y calmada mientras continuaba oteando a mi alrededor. Aunque no pude encontrar la jaula, pude ver varios cuerpos, al parecer vivos, que yacían en silencio, posiblemente bajo las mismas condiciones que yo. Solamente un elegante chico se mantenía en pie

Sin moverme del sitio, observé su delicado aspecto, en cierta forma, y aunque no tuviera ni idea de en qué situación me encontraba, su presencia era relajante. No parecía peligroso, al contrario, el viento a su alrededor parecía pacífico, como la brisa que acompaña a los elfos, con un ligero aroma a bosque nevado. Además, debido a sus ropajes y su aparente limpieza corporal, podía asegurar casi al 100% que podría con él en un combate cuerpo a cuerpo. Si tuviera que definirle con mis palabras sin duda utilizaría "viento" y "blanco".

Al igual que yo, no parecía comprender bien la situación, se le veía desconcertado, confuso, con un gesto de preocupación y una postura ligeramente defensiva, aunque dudaba que pudiera defenderse. Se le notaba joven, más que yo, aunque hacía ya tiempo que había dejado atrás la adolescencia.

Mi atención cambió de objetivo dado un ruido que pude reconocer al instante. Como reflejo, moví mi cuerpo hacia los pies del chico elegante, esquivando el vómito de una chica que se había incorporado a mi lado. Al igual que había hecho con él, mantuve la mirada fija en ella, inspeccionando con minucia su presencia y, ¿por qué no admitirlo? sin mucho disimulo.

Su apariencia era un poco más tosca, menos afeminada que él. No escondía su condición de tiefling, por lo que fue fácilmente reconocible gracias a los dos grandes cuernos que decoraban la parte alta de su cabeza, la larga cola que emergía de la parte baja de su espalda y el precioso tono violáceo de su piel.

La musculatura que se adivinaba a través de la cómoda ropa que vestía definía un cuerpo entrenado, medianamente ágil y con buenos reflejos. A pesar de las condiciones en las que se encontraba, daba una sensación de falsa elegancia que poco tardó en desaparecer. No parecía educada en modales avanzados y, por sus palabras y expresiones, tampoco parecía que estuviera acostumbrada al trato con desconocidos, o, tal vez, estaba demasiado acostumbrada a ello.

El viento de su alrededor se movía revoltosamente, como si tratara de jugar con ella. A pesar de que su apariencia dejaba bastante claro que era adulta, tal vez demasiado, daba una sensación infantil, inocente y sentimental. Su brisa se movía como la de un niño, sin parar quieta, yendo y viniendo como si le contara noticias importantes. Además, aunque el color que me llegaba era amarillo, desprendía un ligero aroma a rosa seca mezclado con el sol, como si el verano se mantuviera oculto en su cuerpo. Tal vez por ello me resultaba fácil ver el fuego como su elemento.

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⏰ Last updated: Oct 24, 2019 ⏰

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