Le había pedido tiempo para asimilar todo y ella se lo daría por que creía fielmente que sus vidas estaban destinadas a estar juntos. No importaba si ahora eran algo más que solo amigos pero no novios.
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La lluvia se había disipado, dejando un hermoso panorama soleado y con una bella arcoíris, era el momento perfecto, tan perfecto como ella lo soñó por tanto tiempo. Al final logró conseguir una cita con su preciado chico, gracias a su mejor amiga; Marinette, quien les ayudó para escapar de esa aburrida fiesta de compromiso de la alta familia de sociedad.
Era una lástima que pese a todos los recursos tan lindos que le preparó la vida, él terminara negándose a besarla, justo cuando unos pocos centímetros los separaban
"—Aún no estoy...lo que quiero decir es —le vio palmeando su frente.—que no estoy preparado. Yo...pensé que iba a ser diferente. Lo siento Kagami".
Le dolió. Y se lo dijo, le dijo que le lastimaba su indecisión ¿A caso no era feliz con ella? No obstante, lo entendió a la perfección pues para ninguno de los dos era algo que hubieran vivido con anterioridad, por eso le daría el tiempo necesario para que todo fluyera como debía ser.
Y ahora allí iba él de nuevo caminando por los pasillos de la escuela, el chico del cual estaba totalmente enamorada. Se sentía genial el ser su amiga pero se sentía aún más genial soñar con que pudieran llegar a ser todo.
—Hola Adrien.—se le presentó justo cuando él cerraba su casillero.—¿Ya no tienes clases? Estaba pensando en que sería bueno que comiéramos en la cafetería, tú y yo. Juntos.
Adrien se acercó a ella colocando el dorso de su mano sobre su mejilla para acariciarla con sumo cuidado, dándole esa sonrisa que tanto amaba.
—Me parece una idea fantástica.—admitió alejándose de ella.—¿Vamos?
Ella quedó sin capacidad de hablar correctamente, solo limitándose a mover la cabeza de arriba abajo de manera afirmativa. Estos días a su lado, siendo más que amigos le hacían palpitar rápido el corazón.
No quería presionarle ni mucho menos asfixiarlo con el tema, pero la verdad es que no podía negarlo: le había tomado cariño.
—Sabes...aún me parece algo idílico que tú y yo.—Suprimió un chillido que sabía no era propio de las chicas como ella.—Parece como un sueño hecho realidad.
—SÍ, bueno supongo debía pasar.—dijo sincero Adrien pero dándose cuenta de la brusquedad de sus palabras.—Me refiero a que llevamos mucho tiempo conociéndonos,
Ella tomó sus manos formando una pequeña sonrisa de esperanza.
—Lo entiendo, sé que amas a otra persona.—se mordió el labio inferior en un acto de ansiedad.—Pero estoy segura que pronto lograré que la olvides y me ames solo a mí.
Adrien veía la determinación en el rostro blanquecino de la joven, no quería lastimarla ni hacerle daño al aceptar ser algo más que amigos, cosa que hizo impulsivamente, gracias al rechazo de quien era para él el amor de su vida. Esa bonita mujer que conoció una noche de verano en una fiesta de disfraces y que poco tiempo después descubrió que iba en su escuela, a la cual intentó declararse un montón de veces pero por miedo al rechazo nunca lo hizo, enterándose posteriormente que aparentemente tenía un crush en Luka.
