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Aquella joven castaña se aferraba con fuerza a la espalda de su mayor, mientras ésta la embestía cada vez más profundo.

- ¡Agh sí Jisoo! ¡No te detengas! - Decía jadeando. La mayor, cegada por la excitación, aceleró aún más sus movimientos ya que cada vez que embestía estaba aún más cerca

- Me encantas bebé, eres tan caliente y sexy. - Susurró en su oído. Solo bastaron unas cuantas embestidas más y juntas llegaron al tan anhelado orgasmo. La mayor salió de su interior y retiró el condón de su miembro para después botarlo a la basura y después acostarse a un lado de su amante quién la abrazó y besó ferozmente

- Quédate ésta noche conmigo. - Dijo la castaña acariciando el rostro de la mayor. - Por favor

- Sabes que no puedo Jennie. - Alejó sus manos. Se levantó de la cama en busca de su ropa. - Tengo que irme a casa. - Dijo esto mientras se vestía

- ¿Cuando estaremos juntas? Ya me harté de solo ser tu amante. - Reclamaba

- Ya te dije que en cuanto termine de cerrar el trato con los japoneses.  - Se acercó y dejó en beso dulce en sus labios. - Tu y yo nos iremos de aquí juntas. - En cuanto dijo eso la castaña no pudo evitar sonreír. - Me voy, te veo después. - Tomó sus cosas y salió del departamento

***

Luego de unos minutos conduciendo llegó a su casa, estacionó su auto y tomó su maletín para después abrir la puerta del coche y salir. Solo da unos cuantos pasos y escucha una vocecita que proviene de la casa. Se abre la puerta dejando ver a su pequeña hija de ocho años; Hyeon, quién rápidamente envuelve sus pequeños brazos en la cintura de su madre.

- ¡Mami! - Dice con alegría la pequeña. - Mami Rosé y yo preparamos la cena ¿Tienes hambre? - Preguntó la niña con una sonrisa

- Claro que sí mi amor. - La pelinegra cargó a su hija y se adentraron a la casa. Se dirigieron a la cocina en donde su esposa ya tenía la mesa lista para sentarse a cenar.

- Hola amor, buenas noches. - La rubia se acercó a su esposa para dejar un corto beso en sus labios. - ¿Cómo te fue en la oficina?

- Ninguna novedad, todo bien. - Se sentó y comenzó a servir la cena. - ¿Y tú? ¿Cómo te fue en la clínica?

- Bien, éstos días han estado calmados en la clínica, no he tenido tanto trabajo. - Se sentó en la mesa junto a su hija. Amaba demasiado estos momentos. - He ido por Hyeon a la escuela, le he avisado a tu madre que yo pasaría por ella

- ¡Vaya! por fin tienes tiempo, siempre estás tan ocupada. - Aquí venía de nuevo aquella discusión

- ¿Solo yo soy la ocupada? - Reprendió en su contra. - Tu siempre llegas tarde, mucho más tarde de lo que deberías y yo nunca te reclamo nada. - Rosé sabía que estaba mal el discutir frente a su pequeña así que prefirió guardarse todo eso para más tarde. -  Jisoo no quiero discutir contigo, y menos frente a la niña. - La mayor solo guardo silencio y se dispuso a degustar lo que habían preparado su mujer con ayuda de su hija.

Acabada la cena, entre las tres comenzaron a lavar los platos y recoger la mesa. Terminando
Jisoo fue a la habitación que obviamente compartía con su esposa. Se adentró al cuarto de baño para darse una ducha y relajarse un poco. Mientras tanto, Rosé acompañó a su hija hasta su habitación para irse a dormir.

- Buenas noches princesa. - Dió un beso en su frente. - Te quiero mucho, descansa. - Dicho ésto apagó las luces de la habitación para después salir cerrando la puerta detrás suyo.

Caminó hacia su recamara. Al abrir la puerta de ésta, se encontró con su esposa sentada del lado derecho en el borde de la cama, lista para acostarse y dormir. No tenía intenciones de pelear con ella, sabía que su matrimonio iba mal desde hace más de tres meses, cuando entró a trabajar en una de las mejores clínicas de la ciudad. Ella de verdad lo merecía, es una de las mejores cirujanos. Pero debido a eso y el tiempo la consumía, todo se complicó, siempre discuten, pelean por cualquier cosa. La rubia decidió cambiar eso y hacer algo para arreglar su situación.

Engaño ~ Chaesoo - g!p Donde viven las historias. Descúbrelo ahora