La pesadilla.

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Estoy tumbada en la cama, a mi lado tengo a mi enemigo durmiendo, o fingiendo dormir nosé que haré con mi vida, he sentido una infinitas ganas de acabar con ella pero soy demasiado cobarde como para atreverme a ello.

Me llamo Emily, tengo 18 años me casé a los 17 con un hombre que conocí en internet simplemente por olvidar a otra persona... y lo estoy pagando muy caro, me maltrata cada vez que puede... si se enfada lo paga conmigo en cada rincón de mi casa tengo recuerdos de bofetones, patadas y puñetazos.

Era una chica alegre y con muchas ganas de vivir apesar de mi desastre amoroso, mi anterior pareja me puso los cuernos con otra persona, algo dentro de mí ya me lo decía, pero yo no quería o simplemente me negaba a creerlo.

A causa de ese desamor me casé con este monstruo para olvidar a ese chico que no quiero ni siquiera mencionar su nombre.

Actualmente vivo amargada a causa de los maltratos, no me atrevo a denunciarle ni a irme por miedo a lo que pueda hacer su familia, su madre y los demás saben que me maltrata y no hacen nada al respecto. Soy pelirroja, blanca... con pecas en causa de la pálidez de mi cara, bajita no llego a 1'60, ojos grandes como ventanas, marrones, aunque ahora en la parte del párpado superior hay un morado que impide ver el tamaño real de mis ojos.

Suena su telefono, era mi madre, yo tenia mi propio telefono pero por un enfado me lo rompió y me prohibió comparme otro, me tenía prohibido hablar con mi familia.

Él se despierta, veo su mirada profunda mirandome fijamente, su pelo negro despeinado... y no se le ve bien su piel morena a causa de la falta de luz en la habitación.

-Es la pesada de tu madre, pon el altavoz del móvil, quiero escuchar que te dice esa asquerosa. No me fio de ella seguro que te pregunta si estas mal o te echo algo malo.

Yo no dije nada, guardé silencio y me limité a contestar el teléfono poniendo el altavoz.

(Conversación por teléfono)

-Hola, mamá.

-Hola hija, ¿cómo estás?.

-Muy bien, mamá estoy acostada en la cama echando una siesta.

-Bien hija, ¿has comido?

-Si mamá, oye mamá una pregunta.

-Dime hija.

-¿Allí en Granada os retirado de la seguridad social las pastillas para la ansiedad? -Le pregunté porque yo no vivo en la misma ciudad que viven mis padres, al casarme me fui a Andalucía a vivir con este monstruo.

-No hija mía aqui lo seguimos teniendo.

-Oh, vaya es que aqui me las han retirado esas pastillas y me las han cambiado por otras mamá, por eso te preguntaba porque las dos usamos las mismas.

-¿Quieres que te las lleve hija mía?

-No mamá simplemente preguntaba.

De repente veo que se me queda mirando fijamente con esa mirada intensa que tanto me asusta.

-Oye, tú di la verdad, di que te han cambiado las pastillas por otras y por eso ya no las necesitas no inventes cosas que no son.

-Manuel, ya se lo he explicado a mi madre, no le he pedido nada simplemente le estoy preguntando por si a ella también se las ha retirado.

-No, yo te e escuchado le has pedido las pastillas no digas cosas que no son falsa.

-¿Hija qué pasa?

-Nada, mamá luego te llamo.

Cuelgo el teléfono y ya sabía lo que se me iba a venir encima, sentí miedo frustración por lo que iba a pasarme.

-Vamos haber zorra de mierda, ¿me estás dejando por mentiroso con tu madre al teléfono? -Me pega una bofetada y yo comienzo a llorar.

-No Manuel, siemplemente has escuchado mal, yo no la he pedido nada te lo juro. -Contesto llorando a causa de la bofetada.

Me golpeá con el puño en el ojo, mientras yo giro la cara y lloro desconsoladamente, quiero morir no aguanto más esta situación.

-Mentirosa de mierda, te voy a enseñar a no faltarme el respeto.

Comienza a darme la cabeza contra el cabecero de la cama y yo lloro y grito desconsoladamente sin que nadie me ayudara, sus padres oían todo porque viviamos con ellos y aun así no hacían nada. Seguía golpeandome fuertemente hasta que pude escapar y salí de la habitación al salón.

Salgo con el ojo hinchado y los brazos llenos de redondeles rojos a causa de los manotazos y golpes.

Su padre le sugetó, su madre como siempre decía que yo tenía la culpa de todo, yo lloré y lloré explicando que el había escuchado mal que yo no le dije mentiroso.

Su padre logró calmarlo y se pasó a la ducha.

Ese era mi momento de escapar de allí, de dejar todo ese infierno a atrás, me armé de valor y empecé a preparar lo poco que podía llevarme para no levantar sospechas.

Él me llamó desde el baño pidiéndome la ropa para cuando saliese de la ducha.

Yo entro con miedo y le dejo la toalla y la ropa al lado, se me queda mirando.

-Sal de aquí que todavía te aplasto el craneo contra el lavabo.

Salgo sin decir nada, me ve su madre y me pregunta:

-¿Qué haces?

-Nada, Raquel, me ha bajado el periodo asi que voy a por comprensas.

-Está bien, tapate ese ojo con maquillaje.

No dice nada más y sale de la habitación.

Rápidamente antes de que él saliese del cuarto de baño, cojo mi bolso, mi dni, mis pastillas para la alergia y 5 euros que me quedaban de la última vez que mi padre consiguió mandarme algo de dinero.

Salgo corriendo a una cabina teléfonica desesperada a llamar a mi padre.

Marco el número de teléfono, y contesta mi padre.

(Llamada teléfonica)

-Papá. -Le digo llorando.

-Hija que pasa.

-No preguntes papá no tengo tiempo voy para allá en táxi y voy sin dinero, esperáme en la puerta de casa para pagarle. -Cuelgo el teléfono.

Voy hacía la zona de los taxis, y un amable conductor se dignó a llevarme, le conté todo lo ocurrido e hizo una llamada teléfonica para avisar a los demás taxistas que si un chico alto moreno preguntaba por mi, que no me había visto.

Me monté en el coche, y en ese momento me desperté agitada de la pesadilla que había tenido.

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⏰ Última actualización: Oct 25, 2019 ⏰

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