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─ Entonces, ¿no hablarás? ─ negó repetidas veces esquivando la mirada de la detective, que yacía sentada perdiendo de a poco la paciencia.

─ ¿Acaso no entiendes que puedo ayudarte a...

─ Sí, lo sé, estoy consciente de eso, pero no me importa. Hagas, hagan lo que hagan no saldré. Me culparan y eso lo sabes, así que puedes agarrar tus cosas e irte a la santa mierda si quieres ─ interrumpió la interrogada golpeando fuertemente la mesa.

La detective frunció el entrecejo enojada por la actitud de la chica. Ella estaba intentando ser buena, pero la otra lo hacía cada vez más difícil.

─ Minatozaki, en ningún momento te he insultado, así que tú...

─ No lo dijiste, pero se nota, detective no sé cuanto ─ volvió a interrumpir para molestarla. Ella sabía cómo estaba jugando con fuego, pero poco le importaba.

─ ¡Dios santo! Eres insoportable ─ logró el colapso de la detective, que se había parado y se había acercado peligrosamente a la otra.

Minatozaki soltó una risa forzada ante eso. No se inmutó en ningún momento y también se acercó peligrosamente.

─ Entonces, detective, ¿usted tiene paciencia? Porque no veo eso, así que déjeme decirle que me miente si responde que tiene paciencia ─ atacó cruzando los brazos.

─ Eres...

─ ¿Qué? ¿Horrible? ¿Maleducada? Dígame lo que quiera, escuché de todo en esta vida y sinceramente no me afecta nada si me insulta ni va a provocar que le diga «gracias» o que me ponga roja si me halaga. Aunque, por su rostro rojo dudo mucho de un halago ─ la detective apretó los labios ante eso. Nunca en toda su carrera le habían desafiado tanto.

─ No, yo... yo... Mierda, solo respóndeme así me voy ─ dijo sudando frío.

─ Uhm, ¿cree que le haría caso a alguien que ni me llega a los talones? ─ con su tatuado dedo señaló a la otra, que estaba roja del enojo.

─ No se meta con mi estatura, ¿de acuerdo?

─ ¿Por qué, eh? Déjeme decirle... ─ tomó un bocado de aire ─ detective, que usted ya lo habrá escuchado mucho, ¿o me equivoco? ─ al ver el cuerpo tensado de la otra, la chica rubia tatuada solo amplió la sonrisa ─ ¿Le digo algo? No suena nada mal besar y desafiar a alguien más bajo que yo. Suena... excitante ─ molestó relamiendo sus labios.

Son se tensó de nuevo y negó con la cabeza. No podía creer que estaba pasando esa situación tan extraña.

─ ¿Acaso quiere besarme, Minatozaki? ─ atacó dejando inmóvil a la chica tatuada.

Pero en segundos se repuso y sonrió como si nada. ─ ¿Por qué quiere saber? ¿Quiere decir que puedo hacerlo? ─ se separó rascando su tatuada mano, donde predominaba una flor que parecía marchitada con una pequeña frase out of air.

─ No, no. Lo has interpretado mal. Yo no me... ─ la rubia se volvía a acercar mientras su cabeza se ladeaba a propósito.

La detective Son tembló al bajar su mirada al tatuado cuello de la otra. Una pequeña paloma junto a una telaraña estaba ubicada que le hacía temblar de solo pensar cómo habrá dolido.

Minatozaki se dio cuenta de la penetrante mirada de Son en su cuello y su sonrisa volvía a ocupar su rostro ─ ¿Qué pasa? ¿Quiere esquivar el tema mirando mi último tatuaje? ─ se maldijo cuando la detective miraba sorprendida aún a la palomita junto la telaraña.

Out Of Air ➠ 'sachaeng'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora