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(Adam)

Ya le habían dado el alta a la chica que si mal no recuerdo se llamaba Alice, y después de haberse vestido con la ropa que le traje de mi cuñada, el doctor le asignó varios antibióticos para calmar el dolor de su brazo roto.

—Gracias, doctor.

—Cuídate —le dijo a Alice.

Salimos de su consultorio y empezamos a caminar por los pasillos aislados del hospital. Al llegar a recepción le pedí que esperara y fui a pagar lo que me costó atropellarla, 500$.

—¿Por qué no me llevaste a un hospital público? —preguntó cuando la alcancé.

—Porque este era el que más cerca me quedaba.

Asintió con la cabeza y me siguió por el estacionamiento hasta llegar a mi auto.

Le abrí la puerta del copiloto y se adentró antes de volver a cerrarla. Rodeé el coche y entré en él también.

—¿Adónde te llevo? —pregunto viendo como se pone el cinturón.

Me mira y abre la boca para después volver a cerrarla.

—Yo...

—¿Tienes dónde quedarte, no? —pregunto porque por su apariencia no me extrañaría que me dijera que no. Apartó la mirada y apretó su vestido con su mano buena antes de responderme.

—Sí, claro. Eh... Déjame en la iglesia que está frente el ayuntamiento.

Asentí con la cabeza y arranqué el coche para llevarla a esa iglesia, que por suerte se encontraba cerca de mi casa.

—Lamento haberte atropellado, no estaba bien en ese momento.

—No importa... —susurró.

Es una ironía que ahora Alice esté con el que se iba a llevar su vida, yo. Pero ni siquiera recuerdo porqué conducía como lo hacía por la infidelidad de Lucy. Supongo que la furia y enojo del momento.

Lucy fue algo como el primer y único amor, el que piensas que va a durar toda la vida. Nos conocimos en el instituto y de allí nos hicimos inseparables, siendo al principio mejores amigos, hasta que me declaré pidiéndole que sea mi novia.

5 años. No le importaron esos 5 años que pasamos juntos, al revolcarse con el primero que se le insinuaba. Dudo mucho que me hubiera sido infiel sólo una vez.

Giré hacia la derecha y estacioné frente la iglesia. Miré a mi acompañante para despedirla, pero me la encontré dormida.

Se veía tan relajada, que me daba pena despertarla. Su cabello negro estaba alborotado alrededor de su cabeza, sus pestañas formaban una cortina y sus labios rosas estaban entreabiertos. Creo que es una de las chicas más bonitas que he visto en mi vida, pero se ve que no es adinerada y nunca me fijaría en alguien pobre.

Alargué mi brazo hacia ella y toqué su hombro.

—¡NO LO MATES! —gritó al tocarla. Me sobresalté y me aparté rápidamente para verla.

Abrió mucho los ojos y al verme palideció.

—¿Qué...?

—Nada —me interrumpió y miro por la ventanilla del coche— gracias por traerme.

Y sin dejarme siquiera responder salió del vehículo y empezó a caminar dirección a la iglesia.

Muy raro.

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⏰ Última actualización: Oct 28, 2019 ⏰

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