II.

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Luego de lo ocurrido, no hubo ni el más mínimo intercambio de palabras entre ambos.

Bruno se sentía más que incómodo, aun no terminaba de procesar lo ocurrido en la cocina.

Y Giorno, por su parte no podía acercársele por más que quisiera ya que Abbacchio lo tenía en la mira. Su asesina mirada siguiendo de cerca cada una de sus acciones, listo para el ataque apenas lo atrapara a una distancia menor a la de un metro, haciéndole ojitos o mirando lugares indebidos. Así que decidió rendirse por el día y cayó rendido en el sofá cama a eso de las 8:40 PM.

☆☆☆

Estaba claro.

Pero no totalmente.

Ni un atisbo de sol se divisaba por su ventana, pero sentía que llegaría.

Ya llegaría.

Mas no el sueño.

El sueño era casi imposible con tantos pensamientos asediándolo.

Quería salir a tomar aire. La idea había pasado por su mente hace ya un rato, pero había hecho caso omiso de ella. No quería terminar despertando a Abbacchio.

Dormía en la silla del otro lado, pero sus sentidos eran muy agudos, sobre todo ahora que juró resguardarlo por la noche.

"Yo me aseguraré de que ese mocoso no venga a molestarte de noche"

"En verdad no es necesario, yo se cuidarme solo"

"¡N-no es eso! No pienses que dudo de tus habilidades... Eres mucho más poderoso que yo... Pero hay algo acerca de ese niño que me inquieta, no puedo confiar en él"

Finalmente terminó sediendo a la guardia nocturna de Abbacchio, no porque en verdad creyera que Giorno vendría de noche a acosarlo; sino por el mismo bienestar del ex policía, quien en verdad se veía preocupado.

No quería despertarlo, su sueño había sido probablemente precario. A pesar de que la habitación disponía de una cama nido, había insistido en quedarse en esa incómoda silla toda la noche.

Pero en momentos como ese, su alma le pedía a gritos salir al antiguo balcón.

Tomó su bata mañanera y en puntas de pies salió lentamente de la habitación sin despertar a su subordinado. Sería extraño (e incluso ridículo) que alguien como él no pudiese escabullirse de un lugar sin ser detectado.

Bajó las escaleras y se encontró con aquella puerta de madera que había abierto tantas veces en las que necesitó mantener la cabeza fría.

El viento helado de las 7 AM le daba la bienvenida otra vez.

Pero el sol no parecía saludarle de vuelta igualmente, todavía resguardándose tras las montañas.

Su memoria se refrescó con el aire.

Ah si, sus olvidados sentimientos.

Hacía tanto que realmente se había permitido a si mismo sentir algo, que ni siquiera recordaba lo que era tener un mínimo ápice de sentimientos. Ya no sabía lo que sentía.

Catch me ❥ Giorno x BrunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora