Esto es algo que escribí hace tiempo... espero y sea de su agrado.~
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Cuando la policía pregunto no supo que responder.
¿Por qué lo mataste?
Tenía miedo…
Tenía hambre…
Tenía frío…
O simplemente estaba aburrido.
Se inclinaba sobre todo por esta última respuesta.
Hacerlo. Clavar el cuchillo sobre su cuello mientras se desangraba había sido una alucinación, mucho mejor que cien películas en tercera dimensión en una pantalla gigante o que toda una tarde de drogas y alcohol, o que un buen concierto de metal pesado…Había sido todo esto y más, mucho mejor…
Así que simplemente se apretujo en el asiento trasero de la patrulla y escuchó a los adultos hablar.
“Esta juventud está perdida”
“Era un hombre tan bueno, no se merecía eso…”
“¿Quién lo habría imaginado de ese chico? Siempre se comportaba tan bien…”
“Con las penurias que tuvo que pasar su padre para criarlo solo”
No le importaba lo que dijeran de él. Que si era bueno, malo, guapo, pésimo en los deportes, bueno en la poesía… ¿Qué importaba?
“Sin mi tú no tienes futuro”
Y ahora el hombre estaba muerto, ya no existía…así que el tampoco.
“Tú no vales nada. Deberías agradecerme que te doy techo y comida”
Bien, ya no tenía techo, ni comida, ni padre…así que no le afectaba lo que pasará con él mañana.
“Si algún día te atreves a dejarme te perseguiré hasta el mismo infierno”
Él estaba vivo, técnicamente no le había abandonado…simplemente el viaje se adelantó para uno de los dos, tarde o temprano se le uniría.
Quién sabe, quizás allá también se le castigaría.
Y hubo mucho movimiento, murmullos, cuchicheos, miradas desaprobatorias, otras de piedad. Y las recibió todas con indiferencia, una tras otra…se pudriría en un agujero antes de morir, pero si ya no debía de fingir, tal vez y sólo tal vez las cosas no serían tan malas de ahora en adelante.
Y llego el momento de las preguntas, prefería no responder…nunca le habían creído. ¿Por qué sería diferente ahora? Después de todo eso no hacía ninguna diferencia, era un asesino sin más…no importaba si lo había hecho en defensa propia o por razones que lo justificaba, lo era…Su padre lo violaba, decía que era por su bien y tal vez fuera cierto, de esta manera no andaba tras otros niños por ahí como había hecho en el pasado, pero eso no lo hacía más fácil ni menos culpable…
— ¿Se sintió bien, eh? Clavar su cuchillo más y más mientras se deslizaba por la piel, un poco más, cada vez más…
Él policía era rudo, habían intentado ser amables con él al principio, pero no había hablado. Ahora era grosero, pensaba que ese truco sólo funcionaba en las películas y series de televisión…esas escenas casi siempre la habían parecido de lo más sosas. Pero estaba cansado, muchas preguntas y ninguna respuesta…sólo quería que se callarán y lo dejarán dentro de una celda. Hablaría una vez, nada más.
—Grábenlo.
El hombre frente a sí pareció sorprendido.
—Confesaré, sólo una vez — Su voz sonaba apagada. Tenía catorce años y la pubertad aún no le alcanzaba. Si algún día cuando fuera adulto y alguien le mostraba esa grabación se reiría mucho.
Un momento, él no esperaba vivir tanto. Él lo reclamaría, vendría por él…antes.
—Ya estamos grabando—contestó el poli, el asintió con la cabeza y comenzó.
—Yo había soñado con hacerlo muchas veces. Siempre que él me decía que no podía vivir sin “él”. Nunca lo contradecía. Jamás o las consecuencias serían peores, pero esa noche…—tragó saliva, no era sencillo confesar el asesinato de su padre a sangre fría, podría ser un maldito desgraciado, pero era su sangre y en algún momento recordaba haberlo amado—. Lo planeé, no estoy seguro de durante cuánto tiempo…y ese día él llego de su viaje diciéndome lo bien que se había pasado y lo mucho que me había extrañado y empezó a besarme y tocarme…—soltó una risita nerviosa, recordar era desagradable—saqué el cuchillo y se lo metí por la garganta, no pare hasta que aquellos ojos perdieron su brillo y el olor de la sangre me mareo. Lo había soñado tantas veces que cuando finalmente desperté me di cuenta que no era un sueño, entonces llamé a la policía. No sabía cómo deshacerme de un cadáver y él tenía razón…”Yo no servía para nada”
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El resto de la grabación era confusa, fue estudiaba muchas veces y los gemidos severos del chiquillo se mezclaban con la narración.
¿De qué lo acusarían? ¿De matar al hombre que lo había torturado durante diez años y que se hacía llamar Su padre? ¿De haber tomado la justicia por sus propias manos cuando el sistema le hubo fallado?
Porque el niño había hablado antes, si…se lo había dicho a la policía, a los maestros, a sus amigos. Pero nadie le creyó o tal vez no quisieron escuchar.
Su padre era un hombre poderoso, viudo…benefactor de la escuela a la que su hijo asistía, poderoso en la comunidad y conocido por sus obras caritativas, con importantes influencias dentro de la policía y la política.
Era un hombre grande, de mirada resplandecientes y dientes perfectos, educado, atento y un padre abnegado. Y además debía de cuidar de ese chiquillo indiferente, amargado y…encorvado.
Él sólo era un buen estudiante. Era todo, no sobresalía en nada más. Muchos se preguntaban qué pasaría cuando heredara la Empresa…seguramente la llevaría a la quiebra.
Oh, si…era un niño que no valía la pena y mucho menos escuchar. Y ellos nunca oyeron por las noches sus gemidos ahogados mientras su padre lo violaba. Nunca vieron los golpes y contusiones que escondía debajo de toda esa ropa negra y holgada.
En ningún momento pensaron en las carencias a que lo sometía para tenerlo bajo su control. “Sólo lo necesario para vivir, no mereces nada más de mí”. Y lo mataba de hambre o frío, a veces obligándolo a dormir afuera.
Jamás imaginaron los insultos que su padre le profería cada vez que cometía un error…”Basura, porquería, idiota…” Cada uno peor que al anterior.
No, ellos no sabían nada, intentó gritarles, pero le subieron el volumen a la televisión o radio, intentó mostrarles, pero prefirieron fijar su vista en las noticias que por momentos parecían tan distantes. Y ni siquiera intentó hacerles sentir su dolor, ellos no comprenderían, porque no querían.
Y cuando terminó de narrar dijo aquella que muchas veces se repitió a sí mismo.
“Lo maté porque ya no quería que me lastimará más…Nunca más”