Genial. Ahora no podía decir algo sobre el chico porque todas, o me regalarían por no haberle dado mi número o comenzarían a hacer mil y un bromas acerca del chico, probablemente contaría a Kate, era mi mejor amiga desde hace años pero confiaba en que ella sabía que traer el tema en este momento era un gran error.
"No lo sé, simplemente me había olvidado la cartera en el seven eleven y el salió a entregármela. Ni se su nombre."
"Lástima, era lindo."
Me encogí de hombros ante su afirmación y rece porque no dijera nada más acerca del chico. No era lindo, era más que eso, era guapo sus ojos verdes resaltaban en su rostro y sus tatuajes se veían extrañamente bien en él. Sacudí mi cabeza riendo ante mis pensamientos, ¿realmente estaba dejando que un chico que en mi vida volvería enterrarse en mi mente de esa manera? No, claro que no, era más madura que eso. Aunque también estaban aquellos artistas que simplemente eran hermosos, Ryan Gosling por nombrar uno.
El resto del viaje fue no en silencio pero simplemente afinando detalles, revisando que el departamento hubiera tenido el mantenimiento deseado, finalmente después de lo que parecían un par de horas caí en un sueño profundo del que no salí hasta que fui despertada por la necesidad de comer, había despertado a tiempo para observar el edificio de afuera, como era de esperarse era alto, lleno de ventanas, otra cosa que no era novedad. Bajamos del auto y comenzamos a bajar las maletas en el momento que Brooke decidió que era buena idea confiar en el valet parking para estacionar el auto que hacerlo ella misma.
Con maletas en hombros y ruedas sobre el piso caminamos hacía la recepcionista que nos recibió con una amplia sonrisa.
“¿Están aquí por uno de los departamentos de renta?” dijo sin borrar la sonrisa, yo comenzaba a admirarla, no podría mantenerla por tanto tiempo.
“No, mi padre es dueño del 36A” murmuró Kate mientras despegaba la mirada de su teléfono móvil solo para regalarle aquella sonrisa de comercial que solo Katherine Steinfield podría otorgar, la recepcionista tecleo un par de cosas en su computadora frunció el entrecejo, después de un silencio tomó levantó su teléfono y marco un par de números, después hubo un silencio y volvió a marcar un par de números, hecho esto colgó y regreso la vista a su computador, no muy segura si era mi idea o la chica estaba ignorándonos. Antes de que yo pudiera decir algo sobre que estábamos esperando Kate abrió la boca, decidida al parecer a expresar mis pensamientos en ese momento la recepcionista se adelantó y ella habló primero.
“Aquí,” murmuró mientras nos extendía un par de papeles y un bolígrafo que Brooke tomó y se encargó de leerlos, “es solo un reglamento de los condominios, simplemente para que estén al pendiente, en este se dice que no se permite ruidos demasiado altos por la noche, que de haberlos seguridad interferirá y que se necesita una tarjeta de crédito como garantía por cualquier daño causado a las instalaciones fuera del departamento.
“Eso es sobre reaccionar un poco, ¿no cree?” Argumentó Kate. La recepcionista tecleo un par de cosas y negó con la cabeza levemente.
“Nunca hemos tenido un problema con las personas que ocupen el departamento del señor Steinfield pero es simplemente política de la administración, ¿saben a cuantos jóvenes les hemos rentado un departamento durante este verano?” Murmuró regalándonos una sonrisa de si-no-saben-no-opinen.
"Bien, no hay ningún problema. Podemos firmar y dejemos mi tarjeta." Intervine sonriendo un poco, estaba algo irritada pero aun así quería que este problema terminara.
Sin poner mucha resistencia ante la sugerencia, los papeles se firmaron, la tarjeta se entregó y las tres estábamos listas para encaminarnos al departamento 36A.
Para el momento en el que las puertas del elevador comenzaron a cerrarse solo se escuchó el sonido de un grupo de personas que se estaban registrando o quizá firmando y dejando una tarjeta. Caminar por los pasillos del complejo me recordó a aquellas veces que había venido al lugar con la familia Steinfield, vacaciones de verano, fines de semana largos y demás, comprendía porqué el señor Steinfield decía considerarme como su hija, probablemente los recuerdos que tenía con su familia eran la misma cantidad de los que tenía con la mía.