Escritores, ¿Es pecado escribir?

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Escritores, ¿Es pecado escribir?
Todos somos escritores.
Creo que todos en algún punto de nuestras vidas nos sentimos escritores, o al menos sentimos la imperante necesidad de escribir. Quizá porque nadie escucha lo que queremos decir o quizá simplemente pensamos que no valdrá la pena abrir la boca y expresarnos tal y como nos gustaría.
Siento que al escribir lo hacemos para alguien que no solo quiere leernos y entendernos, sino que además es presa del deseo de saber y entender el cómo pensamos; nos buscan y encuentran la belleza de las ideas ya plasmadas en papel. Sin embargo tristemente algunas ideas mueren en las mentes de los escritores mucho antes de llegar al papel para así expresar aquello que nos aflige, lo que nos hace felices o lo que nos llena de melancolía.
Pero, ¿Qué escribimos? ¿Qué es eso que la gente quiere leer? Un escritor es un simple observador silencioso. Se postra en la vida, dejándola pasar callado y calmo simplemente observando aquello que transita ante sus ojos. ¿Lo maravilloso? No solo transmitimos imágenes, pues también manipulamos los olores, los perfumes y las fragancias, y los plasmamos en letras tan elegantes, capases de describir aquellos que solo la nariz con su inigualable habilidad percibe. Lo mismo con los sabores y las notas más complicadas de la sinfonía más bella de Austria. Claro que cada quien tiene sus predilecciones y describe quizá un paisaje, un aroma, el gusto de un buen vino o la sonrisa de una bella dama.
Con lápiz en mano nos escudamos en el anonimato, en la ignorancia y en la seguridad que esta provoca, la que nos permite describir de la manera más atrevida a aquella hermosa mujer que vive en nuestros ojos y que fabrica nuestras sonrisas. Aquella que nos hace latir el corazón y de la que huimos su mirada. Lo temerosos que somos y lo humildes que nos mostramos. Esquivando contactos y encuentros furtivos. Esas mujeres de las que no hablamos en voz alta por miedo a que se materialicen. Son la inspiración de muchos, al menos la de los amantes de las letras, pintores, músicos, arquitectos, y demás profesionistas que expresan la sensibilidad de sus almas en sus trabajos.
Somos acaso culpables de sentirnos bendecidos con el don de la escritura descriptiva, pecamos de egocentristas al enorgullecernos de realizar actividades que muchos saben hacer. ¿Acaso los escolares no saben escribir? ¿Qué nos hace sentir especiales como para creernos merecedores de la atención de aquellos que nos buscan?
¿Es que no todos a lo largo de nuestras vidas experimentamos dolor, miedo, amor u odio? No somos únicos ni mucho menos especiales. No somos criaturas escogidas por Dios mismo como favoritos o predilectos para sufrir o amar. Somos solo pasajeros en un tren que rápidamente recorre una vida. Somos solo espectadores silenciosos que como único sentido de vida nos encontramos dueños de nuestras palabras.

V.V.

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⏰ Última actualización: Oct 29, 2019 ⏰

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