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' Tᴡᴏ ʙɪʀᴅs ᴏɴ ᴀ ᴡɪʀᴇ ᴏɴᴇ sᴀʏs ᴄ·ᴍᴏɴ ᴀɴᴅ ᴛʜᴇ ᴏᴛʜᴇʀ sᴀʏs ··I·ᴍ ᴛɪʀᴇᴅ·· ' 


El verano estaba a la vuelta de la esquina, se podía sentir a centímetros de tu piel cuando tomaba esta contacto con el sol, aún faltaba poco más de un mes para al fin salir de ese infierno al que llamaban escuela, no tener que aguantar los abusos del estúpido de Henry Bowers ni los insultos que le rodeaban la mayor parte del día (Bill el Tartaja, bah, vaya insulto más patético), aunque el bullying y la escuela no era lo único que corroía su corazón, claro que no, aquello era lo de menos...la muerte de su hermano pequeño, por otro lado...pensar en ello le revolvía el estómago. 

Fue un día de lluvia cuando lo perdió, a su pequeño hermano Georgie, la luz del hogar...y se culpaba por ello, mierda, vaya que lo hacía...si tan solo hubiese salido con él, sin importar su resfrío, quizá no hubiese sido víctima de aquel despiadado violador; no pensó que pasaría, pero claro, uno nunca lo sospecha hasta que la tragedia ocurre. 

El timbre de salida sonó contra sus tímpanos tan fuerte que le hizo doler la cabeza un segundo y tuvo que pestañear antes de volver a la realidad, tomar sus cosas de manera rápida, intentando no olvidar nada en el camino, seguramente Eddie, quien le esperaba fuera, le regañaría por su demora, aunque si era sincero ya estaba acostumbrado a eso. 

- Hasta que te dignas a parecer - Eddie, un chico delgado y algo más bajo que Bill, le esperaba al otro lado de la puerta con el ceño fruncido y los brazos cruzados. 

- V...vamos, fueron tan solo un..unos minutos... -Se quejó Bill de vuelta, aunque la batalla acabó allí pues pronto ya estaban caminando hasta salir de esa, horrible, institución. 

Fue una verdadera suerte no encontrarse a Bowers y su séquito de idiotas esperando a la puerta del instituto, pensaba que era la oportunidad perfecta para salir corriendo de allí cuando oyó gritos, y no era por hacerse el valiente, pero...algo dentro de él le obligó a dar la vuelta y correr ahora hacia la persona que se quejaba, Eddie se quedó de pie tras él unos segundos antes de, entre gritos y gruñidos, acabar por seguirle con desgano, a él no le gustaba meterse en peleas ni en cosas que no  le incumbían, pero sabía de primera mano que Bill no era así y no tenía mucho más que hacer además de seguirle la corriente como buen, y casi único, amigo. 

No muy a lo lejos estaba el proclamado terror de la escuela, Henry, con peinado a la 'moda' y su sonrisa maníaca, estaba haciendo rabiar a otro de los tantos chicos que tenían la mala suerte de toparse con él en su camino. 

- ¡Acércate, niña judía, si tanto quieres tu estupidez de libro! - Exclamó Bowers, las risas no se hicieron esperar, de él estaba su grupo de amigotes, riendo a todo pulmón mientras veían al pobre chico intentar estirarse para tomar el libro que, aparentemente, era bastante importante para él. 

Bill tuvo que rebuscar entre sus recuerdos para poder reconocer el rostro de aquel chico, el cual estaba algo brillante por el sudor gracias a su esfuerzo y con una pequeña arruga en su frente demostrando su enojo; era Stanley, el amigo de Richie Tozier, un muchacho de lentes, el chico más molesto de la escuela, por no decir del pueblo, no era que lo odiase o algo parecido, al contrario, le hacía reír de vez en cuando con sus estúpidas bromas y voces raras, pero en otras solía sobrepasarse hasta llegar a ser incómodo. 

Volviendo al punto, Stanley hacía un gran esfuerzo para poder así tomar el libro, pero Henry era más grande, y alto, así que el pobre chico judío la tenía difícil. Eddie, oculto detrás de Denbrough, miraba la escena con recelo, suplicando a todos los dioses que Bill tomase sus cosas y se fuera, pero claro, los dioses parecían no existir pues más pronto que tarde el joven tartamudo estaba plantando la cara frente a Bowers. 

Two Birds - StenbroughWhere stories live. Discover now