Otra mañana en el gimnasio, otra mañana para comerme con la mirada a mi instructor de pesas.
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Me preparaba tranquilamente para ir al gimnasio, después de todo, era una rutina que repetía una y otra vez a diario, pero yacía un par de semanas que llegó mi nuevo instructor de pesas, y es tan jodidamente caliente.
Soy Park JiMin, un estudiante universitario y bailarín de 22 años de edad.
El instructor de pesas se me hacía todo un bombón, con esas venas marcadas en brazos y piernas, esos ojos tan penetrantes y oscuros, con un rostro esculpido por los mismos dioses griegos y un cuerpo de infarto, hacía que cualquiera se mojara para el.
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Al llegar al gimnasio, lo primero que hice fue seguir mi rutina, correr en la caminadora por un rato, luego la bicicleta eléctrica y finalmente pesas, al estar en la zona predeterminada para mi ejercicio de pesas, que técnicamente era una habitación aparte y los alumnos se turnaban, deje mi maleta a un lado e hice una reverencia ante el instructor en señal de respeto, tenia entendido que era un año mayor que yo así que debía ser respetuoso.
—Buen día JiMin.— dijo mientras me sonreía de una manera tan jodidamente encantadora que podría jurar que ya tenia una erección bajo mis pantalones esperando ser atendida, y así era.
—Buenos días Jeongguk Sunbaenim.— Nombre caliente para alguien caliente, era perfecto.
Le sonreí y luego de unos minutos de explicarme como debía hacerlo esta vez, hice caso y empecé con un estiramiento leve, me acosté en la camilla y tome la pesa que estaba sobre mi cabeza dejándola en mi pecho, solté un suspiro y la levanté poco a poco comenzando a subirla y bajarla hasta encontrar el ritmo ideal.
Luego de eso y otros ejercicios, llegó mi favorito, donde fingía no poder solo para que mi instructor me ayudase, cuclillas mezcladas con pesas. Tome las pesas y suspiré con "cansancio" comenzando a levantar las pesas, me agache poco a poco y coloqué mis manos sobre mis hombros comenzando a hacer cuclillas lentamente, mis leggins parecían romperse cada vez que me agachaba, y al parecer, eso le gustaba al instructor.
• Narrador externo •
Mientras JiMin hacia sus cuclillas con mucho esfuerzo, Jeon solo observada su gran y redondo trasero, para el era el trasero perfecto, perfecto para azotar, maltratar, y hacerlo suyo miles de veces, y oh vaya, adoraba ayudar a JiMin, ya que de vez en cuando su entrepierna y el trasero del susodicho se encontraban para darse unas caricias traviesas, esa era la razón por la cual Jeon siempre traía con el papel sanitario, ya saben.
Se acerco a su menor al ver que le estaba costando y le ayudo un poco con las pesas para que no tuviera que hacer tanto esfuerzo, haciendo cuclillas igualmente, y ese fue el momento en donde ambas partes se encontraron, pero esta vez fue más cerca, ambos se miraron fijamente y Jeon solo pudo ayudar a bajar la pesa y atacar los labios de su alumno, quien no tardo en corresponder.
[...]
Y es que ahora, el menor de ambos sujetos se encontraba dándole una mamada a su sunbae mientras miraba como este se retorcía ante las fuertes ondas de placer que recibía cada vez que su falo era rodeado por la caliente cavidad bucal del menor. Jeon lo miraba y no lo creía, tener a ese culón con sus ojos cerrados, mamando su polla y con las mejillas ahuecadas a causa de esto era realmente el cielo para el, acariciaba y tiraba de vez en cuando del cabello del rubio quién se concentraba en hacer sentir bien a su sunbae comenzando a provocar obscenos sonidos al estar metiendo y sacando aquella jugosa polla de su mojada boca.
Pero los labios del menor se veían tan bien con esa cosa entre ellos que el mayor simplemente no lo soporto y soltó aquella blanquecina y espesa esencia dentro de la boca del Rubio, quien por poco se ahogaba al tener tanto dentro de su pequeña y sucia boca. Se dedicaron ambos una sonrisa y pues, lo demás quedó para la historia.
Dedicado a: LoveToBangtanBoys
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