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—¡No, por favor!— pide el peliverde.

—Ay, con un carajo, no me vengas con tus peticiones estúpidas, igual te haré mierda, maldito— respondo.

—¡Juro que no era mi intención, te amo!

—¡Me importa un carajo, te irás a la mierda junto con ése imbécil!

—¡No-

—Pero primero voy a divertirme por última vez contigo.

—¿Qué-

~•~
You made a fool out of me
And took the skin off my back running
~•~

No le doy tiempo de formular su pregunta, lo tomo con bastante fuerza por los hombros y lo estampo contra la pared con suficiente coraje. Su espalda hace un crujido por el impacto y él liberaun jadeo de dolor.

Lo dejo caer al piso. Ése golpe lo dejó un poco noqueado, ahora puedo comenzar a divertirme.

Dejo el revolver sobre el buró y comienzo a bajar mis pantalones. Los bajo por completo y camino hasta el chico que amé por varios años, para tomarlo por los cabellos y obligarlo a subir a la cama.

—N-no, por favor— pide débilmente.

—¿Aún sientes el derecho de pedir piedad? ¡Maldito traidor hijo de puta!

~•~
So don't breathe when I talk
'Cause your hand, it's broke in two
~•~

—¡Perdóname!

—¡Cálla, me hiciste perder tanto tiempo de mi vida en tí!

Golpeo su rostro, hasta que sangre baja por su naríz. Tomo un poco del líquido rojizo con un dedo y huelo. Sí, joder, ese olor a sangre que tanto extrañaba. Ese olor a... oscuridad.

~•~
I never knew why
And you didn't care when
You closed every day
I washed away your sin
~•~

—Por favor— pide nuevamente.

—Si tanto te gusta rogar por piedad, te haré que pidas verdadera piedad, malnacido.

Le doy la vuelta sobre sí mismo bruscamente, desgarro la ropa interior que lleva puesta y prosigo con su camisa.

Saco mi corbata de un solo movimiento y comienzo a golpearlo con ella lo más fuerte que puedo. Él no parece gritar de dolor, al contrario, parece jadear de placer.

¡Estúpido cínico!

Tomo la misma corbata, la enredo en su cuello y halo hacia mí. Escucho sonidos de asfixia, pero a la misma vez, jadeos de placer.

¡Me quiere sacar de juicio!

Con una mano, halo sus cabellos con fuerza, con la otra, comienzo a masturbarme para tener una erección.

—Veámos qué tanto te gusta ser una zorra, "amorcito"— digo con voz ruda.

Introduzco mi pene en su cavidad anal sin previo aviso y sin lubricación. Él jadea de dolor y eso me hace sentir un poco satisfecho.

Lo embisto sin piedad, hasta que su espalda comienza a doler. Lo noto porque flexiona varias veces con incomodidad.

Río ante su reacción. Saco mi pene de su ano, lo obligo a levantarse a la fuerza, lo estampo contra el buró a un lado de la cama y comienzo a embestirlo nuevamente.

—Pára, por favor. Duele mucho— pide con lágrimas.

—¡Pídelo las veces que quieras, no voy a parar hasta que quede completamente satisfecho!

~•~
And I promised you like
You promised me
That those vows we made
We boxed them in for free
~•~

—¡No, basta, no quiero, por favor!

—¿Ah, no?

Saco mi pene nuevamente, lo levanto de los cabellos peliverdes y lo golpeo varias veces contra la pared.

Él trata de liberar gritos de ayuda, pero lo único que logra es que lo estampe con mayor fuerza, hasta que su sangre comienza a empapar la pared. Hermosa imagen, perfecta.

Lo dejo caer al piso, él se deja caer recostado con poca fuerza gracias a lo noqueado que se siente gracias a los impactos. Pero no termino ahí, lo tomo por los cabellos e introduzco mi pene en su boca semi-abierta y comienzo a dar embestidas hasta que él tiene varias arcadas.

—¿Qué pasa? ¿No te encanta comer penes? ¿O solo el mío no te gusta? ¡Malnacido!

Él comienza a llorar al sentir que su respiración no es normal gracias a mí, metiendo y sacando mi pene de su boca con rudeza.

—¿Quieres mi semen? ¡Díme que quieres mi semen!

Saco mi pene de su boca para que pueda hablar, pero solo escucho éstas palabras:

—¡No quiero nada de tí, imbécil sociópata!

Esas palabras me quebraron un poco. Mejor dicho, un mucho. La persona por la que viví varios años ahora me dice que no quiere nada de mí. Y si él no me quiere, entonces, ¿vale la pena que yo siga con vida? Quizá no.

No, estoy mal.

La pregunta es: ¿vale la pena que ÉL siga con vida? JA JA JA JA JA, claro que no. La basura siempre se deshecha y se eliminia. ¡Él es la basura aquí!

Camino hasta el buró cerca de la puerta, tomo el revolver y lo recargo. Me acerco nuevamente al peliverde a punto de desmayarse frente a mí, y río irónicamente.

—Te amo— digo por última vez para liberar varias balas en su cabeza.

Mi pene –aún erecto– libera semen por alguna razón y éste cae encima de la cara del peliverde que algúb día fue el amor de mi vida.

Irónico. Asesiné a la persona que me devolvió las ganas de vivir.

fuera de la oscuridad | KatsuDeku [one-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora