-Principio y final.

178 24 2
                                    

"Amor también es dejar ir."

Por favor, quiero que te agarres muy fuerte; tanto que tus finos dedos se desgarren entre lo que alguna vez fue mi traje. Necesito que cada parte de tu alma discurra entre mis facciones.
¿Aún no lo entiendes, a pesar de tu divina objetividad? Soy un poco inestable, rey mío. ¿Acaso la corona de agujas cosió los racimos de tu bella cabellera?
Tengo la ventana abierta, por si quieres entrar.
Tienes ese tacto silencioso, sutil, calmado. ¿Cuándo eres lluvia y cuándo no? Te resbalas por mi piel sin que me de cuenta, deslizas tu cuerpo por los vidrios silenciosamente. Eres el repique de las gotas en el vacío, pareciese que perdiste tu estruendo; O, tal vez, te perdiste a tí mismo.

Chile, cada paso que das carcome mi alma celeste. Soy la tierra fértil que manchas con esa hermosa e indomable sonrisa que portas. Lamento ser tan frágil, mi patria tricolor llora unas espinas que no puedo detener. Siento como mis anhelos se transforman en tu imagen, al igual que mis temores en tu sombra. Todos mis alrededores son reflejados en tus preciosas facciones.

Soy algo inestable.

Y, sin querer, siempre termino pensando en ti. Cada mínimo susurro me reza tu nombre, cada noche solitaria es mi castigo por haberte menospreciado tanto.

Sí tan sólo tuviese cinco minutos más de aire querría ahogarme en tus ojitos brillantes. Dime, si tuviese más fuerza; ¿podría hacerte feliz?
Paraíso estrellado, este naufrago jamás arribó a tus tierras santas. Nunca llegué a probar ese vino prohibido que le dabas a tus súbditos.

Pero está bien, estoy bien.

En mi habitación alzo mi mano, rogando por alcanzar tu recuerdo, mientras tu caminas de espaldas hacia quién sabe dónde.
Quiero esos cinco minutos de oxígeno, quiero reposar entre tus brazos una vez más. Cuando no estás, la casa vacía me pregunta por el momento de tu regreso; ¡no podría ser más certero! ¿Quién no te extrañaría?

Sin querer, me abrazo a mí mismo. Mis manos reposan en mis ropajes, sintiendo el frío de un hombre que sigo sin conocer del todo.

Eres feliz, ¿no es cierto?

No me cuesta aceptar que ya no me quieras de esa manera tan especial, el egoísmo jamás tendrá esa parte del corazón que alguna vez amaste.
La única presión que siento es la tristeza de no ser elegido, como cualquier otro enamorado. Parezco demasiado fuerte, con mi estatura y semblante sereno, pero en realidad estoy muerto de miedo.
Me aterra perderte completamente. Cuido cada una de mis actitudes y de mis sentimientos, ato mis propios meñiques con hilos invisibles. Decir algo incorrecto, llorar de más; todo eso podría lastimarte.
Me creo una buena persona por un momento y busco tu confort, vida mía.

Allí, recostado en mis aposentos, se me escapa una triste sonrisa.

Deseo decirte tantas cosas. La debilidad es como un demonio en mi hombro, buscando hacerme su marioneta. Pero saber que sigues sonriendo me relaja gratamente, me hace sentir completo.

¿Está mal querer tantas cosas?

Quiero pedir el mundo, quiero bajarte el mismísimo cielo y decorarlo con las más hermosas constelaciones para simplemente ver tu precioso rostro con esa emoción que tanto me encanta. ¡Y no sólo a mí! Mechi también lo adora.
Pensar en lo mucho que los quiero simplemente aprieta más el corazón que reside en mi pecho. Siento como si viese el fin del mundo con mis ojos celestes; ¿qué veredicto dictará el tiempo por mis acciones? ¿el infierno; por anhelar a un hombre que no me ama, o el cielo; por desearle la eterna felicidad? No me interesa saberlo, porque no tengo arrepentimientos.

Me enamoré de la sonrisa más hermosa del mundo.
A pesar de respirar el huracán, me detengo a observar el atardecer. Cierro mis ojos, intentando conciliar el sueño. Pero no puedo dejar de pensarte, es la tentación más hermosa que jamás he sentido.

Comienza a llover, y algunas gotas salpican mi rostro. Mi ventana se encuentra abierta, como mi pobre corazón.
Camino por el suelo, sintiendo su frialdad para luego, con algo de pesadez, colocar mis manos en el marco del objeto antes nombrado; mientras las cortinas blancas sobrevuelan mi solitaria habitación.

-Hermoso -es lo único que mis labios entreabiertos logran decir.

Quise darte el cielo, pero alguien más ya es tu luna.

En estos momentos me doy cuenta de lo mucho que te amo, Chile. Te amo tanto que no deseo verte llorar de rabia nunca más.
Por favor, quiero que corras; estrella caída. Busca a tu astro, de quién susurras el nombre con cada destello plateado. Necesito que emprendas tu viaje bailando a la sinfonía de un tango solitario.
Mis labios desean soltar la rosa que apretaban cada vez que danzábamos. No puedo comparar sus espinas con ningún dolor antes conocido, salvo con el de tus lágrimas.

Tengo la ventana abierta, por sí quieres salir. A pesar de que el cielo esté nublado sé que escaparás en cuanto cierre mis ojos.
Lluvia mía, es hora de que llegues al prado y te vuelvas una con las flores silvestres.

Chile, ve con él.

Ya no necesito sostenerme de tu falso recuerdo. Quiero pensar que esta es la última vez que reflexiono sobre tí, pero me miento a mi mismo. Tranquilo, mis mentiras son igual que la cuerda floja en la que camino cada vez que nuestras miradas eclipsan; inestables.

Suelto unas lágrimas, que se entremezclan con las gotas que caen en mi rostro. Ni siquiera tengo el valor para distinguirlas.
Miro hacia abajo, observando lo alto que me encuentro; sin querer, trago saliva.
Estoy triste, amor mío. Le ruego a quién sea que descanse en el más allá para que me quite todo el pesar que decide en mi alma.
¿Sabes a qué se debe mi torpe llanto? ¿Por qué no puedo si quiera murmurar tu dulce nombre sin sentirme afligido?

Otra leve sonrisa invade mi rostro mientras lanzo por la ventana aquel poema que te he escrito.
Me siento desprotegido, alejado del paraíso que deseaba hallar.

La respuesta ha estado aquí desde hace un largo tiempo, Chile: es porque, con este gesto, te estoy dejando ir.


Buenas noches, saluda a la luna por mí; estrella fugaz.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 22, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Amor -argchi angstDonde viven las historias. Descúbrelo ahora