Ejercicio 1: Pecado

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Sus pupilas se dilataron al dispararse la adrenalina en su cuerpo. El frío aire se colaba por la ventana, meciendo la cortina haciendo la escena aún más terrible. Todo su cuerpo temblaba sin cesar, su respiración; agitada cual mustango salvaje parecía no parar y el sudor decorabasu frente, producto del punto de quiebre causado por el estrés y la ansiedad.

Parpadeaba incrédulo, negando en su mente lo que había hecho, en absoluto silencio. Sólo los gritos del hombre destruyeron por instantes la espectral paz de la habitación. Por fortuna, fueron enmudecidos a tiempo con su propia almohada, antes de avisar su presencia ahí al resto de los habitantes de la casa.

El puñal entró y salió glorioso, rompiendo más que la carne de su víctima. Ahí se dispuso toda una vida de abuso y decadencia, en dieciséis heridas que dieron descanso a su atormentada alma. La sangre brotó como un caudaloso río; fluyendo con fuerza y rapidez, manchando su lecho y salpicando el rostro del perpetuador de tan salvaje justicia, quién sólo se limpio con el borde de la manga de su camisa y salió despacio, impune de su crimen entre las tinieblas de la noche.

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