-𝑈𝑛𝑢𝑚-

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   La sangre corría de las heridas que le habían hecho, el ardor presente y los hematomas que ya comenzaban a mostrarse ante la luz; lo había hecho de nuevo, no era por nada pero ya llevaba la cuenta: exactamente nueve agresiones en lo que llevaban de trimestre. ¿Por qué expresarse como le gustaba causaba tantos estragos? ¿Por qué tenía que ser él quien lloraba y moría lentamente? Trozo por trozo de su corazón que iba quedando atrás con el pasar del tiempo.

   ¿Qué si tenía vagina y pechos? Ése no era su cuerpo y lo sabía muy bien. No quería que le llamasen ella ni que le dijeran lo "bonita" que era, le obligasen a usar vestidos y por sobre todas las cosas, le hiciesen pasar ésos malos tratos únicamente por su identidad.

   A pesar de que en el fondo de su alma sabía que no era una chica, seguía presentándose y actuando como tal por miedo, terror al estigma social que ocasionaría para sí. De ésa manera todo iba bien; bueno, al menos para el resto, no para su persona que cada vez se desvanecía tal pétalos de rosas al principio del invierno. Orbes obscuros a pesar del lindo azul que gobernaba sus pupilas, grandes bolsas que colgaban de la parte inferior de sus ojos ocultas con cada vez más maquillaje; cortes que se escondían del foco social, kilos que se perdían más veloz que la rapidez con la que pasaban los días, sonrisas forzadas y ropa cada vez más grande. Así se podría describir la penosa vida que tenía; sin contar a unos padres sumamente arraigados al medioevo y a la opresión de cualquier realidad que no lograsen entender.

   La única persona que le entendía era algo así como prohibida, era un chico que habría conocido a eso de sus doce años, quizá algo antes y que sabía su más grande secreto: A pesar de lo que su apariencia mostraba, no era una chica quien hablaba con él. Su nombre era Namjoon y era alguien con quien vivía un amor tan apasionado y a la vez tan puro que llegaba a temer hasta dónde llegarían sus sentimientos. El moreno de preciosos hoyuelos fue quien le impulsó a comenzar su transición y a "salir del closet" -expresión que odiaba en demasía-, con sus padres. Ése instante fue el que desató el infierno y las barbaries que realizaban a su cuerpo, no obstante éstos tratos terminarían una vez cruzada la puerta que le distanciaba del mundo exterior: faltaba poco para su libertad.

   Con un simple post-it donde se despedía de sus progenitores y les avisaba que no volvería nunca, que no quería un ambiente tóxico que le reprimía y firmada con un "adiós, con cariño y lágrimas, Min Yoongi" tomó su mochila y se aseguró de llevar aquellas pastillas que le prometerían paz a su alma. Vivió aquél día como si fuese el último; asegurándose de cortar su cabello dejándole con un hermoso flequillo que le cubría hasta encima de sus ojos y algo no tan largo en el resto de éste. Llevó consigo una banda compresora y un conjunto de ropa que era más adecuado a su estilo ¡ya dejaría de usar asquerosos vestidos y faldas! Donó toda la ropa que alcanzó a guardar en su mochila a organizaciones que la necesitarían más que él y vivió la más linda de las experiencias junto su novio.

   Ya se acercaba el anochecer y con ello el inicio de una nueva historia. Si quería vivir como lo deseaba tendría que acelerar un poco el destino, de todos modos no es como si algo lo atase a lo que vivía hasta entonces... Sólo estaba Joonie -apodo que con el paso del tiempo, el chico había adquirido- pero por él no ocurría nada, su amor les uniría en la siguiente de sus vidas, estaba seguro. Por lo que esperó admirando cómo de a poco, las estrellas en compañía de una etérea luna llena tomaban posesión del cielo. El resplandor de éstas siendo reflejadas en el lago que se encontraba a unos metros bajo suyo, mirando la hora en su reloj y con lágrimas empapando sus rellenas mejillas tomó un puñado de aquellos somníferos que tanto le habían ayudado para posteriormente lanzarse a un mejor futuro, a algo nuevo en donde estaba seguro que encontraría la libertad que no obtuvo en la vida que llevó hasta ése instante.

   Gracias al peso de su mochila, y el estado de ensoñación en el que poco a poco se adentraba, es como marcó "puntos suspensivos" a su historia, tan sólo esperando a que el destino haga de las suyas para vivir en un lugar donde su sufrimiento sea menos y así, humano. Donde pueda encontrarse con su amado Namjoon y adaptarse a la identidad de la que es parte sin estigma y prejuicios, sólo siendo un chico viviendo aventuras junto a su amante y amando cada parte de él.

사랑 -He-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora