5. Planes y coqueteos

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—Y ahora solo tienes que multiplicarlo por 100 y listo.— Explicó la castaña observando el rostro de confusión de la pecosa.

—¿Por qué tengo que hacer eso?

—Porque así es la fórmula.

—¿Y eso como por qué?— La castaña rió.

—Me gusta esa curiosidad tuya pero preguntar sobre algo así ya va fuera de mi sistema.— Bromeó. Sadie sonrió.— ¿Comprendiste lo demás?

—Totalmente.— Respondió con una sonrisa.

—Te haré un pequeño examen entonces.— Su sonrisa se borró.

—¿Eh? ¡No! Por favor.

—Anda, es fácil y supuestamente ya entendiste.— Levantó una ceja con determinación.

Tal gesto revolvió el estómago de la pelirroja.

—Bien.— Murmuró la contraria con desánimo.

—Tienes 10 minutos para hacerlo.— Anunció Millie con una sonrisa burlona, obviamente solo jugaba.

—¿¡10 minutos!? ¡Eres más cruel que el profesor!

—Que sean 5 minutos.

La pelirroja estaba por colapsar, sin embargo, Millie no pudo aguantar más la risa.

—Y encima te burlas...

—No es eso.— Continuó riendo.— Solo era broma, toma tu tiempo, analiza cada ejercicio y al final veremos si tienes dudas.— Sonrió.

—Está bien...

Tras empezar la pequeña prueba, la castaña observaba detenidamente los gestos de Sadie, algo que le sorprendía puesto que parecía haber caído en una especie de trance.

Y ver a la pelirroja fruncir el ceño y arrugar la nariz le parecía extremadamente tierno.

—Millie, ¿me oyes?— Salió de su trance y la observó.

—Claro, ¿qué pasa?— Preguntó distraídamente.

—¿Un binomio es lo mismo a un polinomio?

La castaña golpeó su frente con una sonrisa.

—Empecemos de nuevo.— Rió.

[...]

—Aprendes bastante rápido, solo debes prestar más atención y con eso basta.— Dijo Millie bajando las escaleras con Sadie tras ella.

—¿Eso significa que puedo ponerme al corriente?— Ambas llegaron a la puerta, el padre de Millie esperaba a la castaña en el auto.

—Significa que eres de lento aprendizaje.— Bromeó.

—¡Cruel!— Se quejó haciendo un puchero.

—Ya, solo bromeo.— Sonrió.— No será difícil enseñarte, solo necesito que me prestes atención cuando te explico.

—Tienes toda mi atención.— Dijo seriamente. La castaña soltó una suave risa. Eso parecía un coqueteo, algo que le tomó por sorpresa.

—Muy bien, espero que sea de esa manera.— Le guiñó el ojo.— Mi padre me espera.

—Oh claro. Te acompaño.— Dijo amablemente pero la contraria la detuvo.

—No, tranquila. Estaré bien.— Rió.

—Bien...

—Nos vemos.— Salió.

—Hasta mañana...— Murmuró Sadie con una sonrisa.

¿ᴡʜᴀᴛ? ¡ɪ'ᴍ ɴᴏᴛ ɢᴀʏ! [sɪʟʟɪᴇ] (ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora