10 | EN COMA

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Me encuentro en un cuarto totalmente blanco, no recuerdo como llegue aquí, lo último que recuero es que estaba en mi auto. Conducía con dirección al centro comercial, iba a recoger la cuna de mi bebé - un segundo... mi bebé - toco mi vientre y no esta.

A lo lejos escucho una voz que podría reconocer en cualquier parte del mundo, me doy media vuelta y aquella borrosa figura camina hacia mí, y sin pensarlo, corro a él.

Después de todo, sus brazos siempre han sido mi refugio, el lugar en donde todo deja de tener sentido, donde ya nada duele. En un abrir y cerrar de ojos lo tengo delante de mí, esta exactamente igual a como lo recuerdo, esos hermosos ojos de color avellana que logran traspasarme el alma y se llevan consigo todos mis miedos.

Me impacto contra él y al instante siento como rodea mi cuerpo con aquellos fuertes brazos que tanto he extrañado, hundo mi rostro en el hueco de su corazón y mi cuerpo sigue encajando a la perfección entre sus brazos.

El nudo que se ha formado en mi garganta se desvanece cuando logró inhalar tan profundo como mis pulmones me lo permiten, su aroma aún es embriagante y de ponto siento una ganas inmensas de llorar, me aferro con todas mis fuerzas a su cuerpo, siento como coloca su barbilla sobre mi cabeza y aunque lo intente no puedo reprimir más el llanto, tengo demasiados sentimientos dentro que sin más, comienzan a salir lágrimas de mis ojos, empapando su camisa con todos los sentimientos que afloran de mi interior.

Aun entre sollozos logro ordenar mis pensamientos, al fin recupero la calma, y abro los ojos, seguimos en el mismo cuarto blanco, trae la misma ropa que la última vez que le vi, y mi bebé no esta... Me alejo unos centímetros de él, y comienzo a recordar todo lo que paso aquel día. Por un instante la sangre comienza a hervir en mi interior y lo único que quiero es gritarle, golpearlo y reclamarle porque me ha hecho todo esto, porque me abandono, porque nos dejó, como pudo rendirse sin haber hablado antes conmigo.

Quiero gritarle en la cara porque demonios me hizo firmar aquellos papeles en frente de él, si al final no los entrego al juez, que no sabía todo el daño que me estaba haciendo, no se dio cuenta de que el problema no solo era suyo, también era mío, yo también debí haber hablado, debí haber opinado, pero ni siquiera me tomo en cuenta, simplemente me dejo y yo no tuve ni siquiera las fuerzas para ir detrás de él, decirle que lo amaba con toda mi alma, y es que como podía yo tener fuerzas si con esa tinta estaba firmando mi sentencia de muerte.

Una mano roza mi mejilla, devolviéndome a aquel instante en el que estaba delante de mí, aunque ya no estábamos en aquel cuarto blanco, ahora nos encontrábamos sentados en la banca del patio de nuestra casa, él tenía puesto su uniforme de futbol, pude notar que estaba sudado y sucio. No entendía nada de lo que estaba pasando, cuando de pronto escucho un par de voces dirigiéndose hacia nosotros.

Me doy la vuelta y hay un par de niños corriendo en nuestra dirección, tienen un balón en sus manos y al llegar a nosotros, una niña se sienta a mi lado y un niño más pequeño se sienta en el regazo de él, puedo sentir como la pequeña niña toca mi vientre con mucho cuidado, y al bajar la mirada no puedo creer lo que ven mis ojos...

Estoy embarazada de unos 6 meses aproximadamente.

Volteo a mi alrededor y encuentro los dulces ojos del niño y la mirada de Manuel clavada directamente en mí y por primera vez en lo que va de esta rara sensación, puedo contemplarlo totalmente nítido, cada uno de sus detalles, como le han comenzado a salir unas cuantas canas en su perfecta barba, como si fuera un poco más maduro y aun conserva esos brazos fuertes que ahora nos rodean.

En medio de aquel jardín se encontraba un mantel extendido en el suelo, con unos cuantos juguetes y unas almohadas, camino hacia él tomando la mano de los pequeños y me siento en el suelo, puedo admirar como Manuel se encuentra jugando con los niños y sus risas llenan toda la casa.

Está atardeciendo y conforme se va pasando el tiempo, la luz se vuelve cada vez más intensa, hasta que ya no logro ver nada, de repente se escucha un zumbido ensordecedor y mi cuerpo comienza a sentirse demasiado pesado.

Trato de abrir los ojos, pero mis párpados no responden, me duele el cuerpo y mi cabeza va a estallar, no puedo mover mis manos, algo las detiene y poco a poco logró recobrar la conciencia...

ESTA VEZ NO TE LASTIMAREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora