Una forma de olvidar los problemas

Hola mis bellas y bellos lectores, gracias por entrar aquí, hoy les traigo un pequeño One-Shot. Ustedes se preguntarán: ¿y las actualizaciones? Lo siento, la verdad es que con todo lo que ha pasado en mi país, la inspiración se me esfumó, pese a eso igual he avanzado algo. Aunque todavía me falta más concentración. Este mes que viene prometo actualizar ambas historias.

Retomando el tema del one-shot, no quise que terminara el mes de Octubre sin publicar algo más, por eso me esmeré en terminar esta pequeña historia hoy, 31 de Octubre. Aunque lo más seguro es que aparezca publicada el 01 de Noviembre, ya que en Chile es más de la medianoche jajajaja. No los entretengo más, espero que la historia sea de su agrado y que la disfruten.

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Como siempre agradezco a todas las personas que leen mis historias y dejan uno que otro comentario, a las que votan, a las que agregan mis historias a sus listas, a las que me siguen y a las que simplemente leen. Para todos ustedes, muchas gracias, me inspiran de cierto modo a continuar.

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Este One-Shot lo dedico con mucho cariño a todas las personas que dejaron uno que otro  comentario en mi última actualización:  lavalley1402, TemariNara377, HEYEARJA, agustinamartinez46, Princesa_Temari, LindaCameron0, Meai94, Temari_05_Nara, panteraloquita, Moni501, shaosaku, MakamenroyMaxloma, trilextl17 , Sha-Tea, GabriellAguilar, JessicaMartinezAguil, FabiMer01, ysacano7, Nara-Lourdes y Giovanni_Nara.  Gracias por comentar, les mando a todos un beso y un fuerte abrazo.

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Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia es mía y la publico sin ánimos de lucro.

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Una forma de olvidar los problemas

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Era cerca de la una de la tarde y ahí estaba yo, completamente agobiada por todos los problemas que se me avecinaban.

Apoyé mis brazos en el mostrador y sobre éstos acomodé mi cabeza.

Suspiré con pesadez.

Me quedaba poco más de una semana para cerrar definitivamente mi pequeña tienda de ropa, debido a que los últimos meses, los ingresos recaudados con suerte alcanzaban a cubrir los costos y los gastos de ésta. La economía del país estaba estancada, y en tiempos de crisis, las pequeñas empresas siempre eran las más afectadas.

Volví a suspirar.

—Temari, desde el próximo mes, comenzarás a ser una mantenida —susurré y enseguida negué con el rostro—. No, eso no será así, tienes ahorros y podrás darte vuelta con eso hasta que se reactive la economía —mi orgullo vapuleado habló por mí, pero a los segundos mi sensatez reaccionó—, pero cuando se reactive la economía, con qué dinero voy a reinventarme si me gasto todo —volví a sentirme mal—. No sé cuantos meses más durará esta maldita depresión económica.

Observé que un par de personas se detuvo en frente de mi escaparate y luego se marcharon.

Volví a sentirme mal.

A los lejos escuché una melodía conocida. Era el sonido de mi celular.

Me puse de pie con cierto desgano y caminé hacia el mueble donde había dejado mi cartera. Saqué mi móvil con cero entusiasmo, por lo que no alcancé a contestar la llamada.

Miré la pantalla.

Era un número desconocido, pero a la vez la terminación del número se me hacía bastante familiar.