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No pretendas justificarle a un dragón qué ocurre si juega con fuego, porque comenzará a disfrutar de los malabares que hace con su vida durante cada vuelo. Tal vez él te replique que el hielo también puede quemar si lo excitas durante un tiempo. Los extremos nunca fueron compasivos aunque los lados antagónicos se atraigan. Desenlace en mitad de la película cuando el ardor del primer beso se funde en cenizas por unos ojos que inauguran el invierno, ese que separa los amores fugaces que provoca Lorenzo con la esperanza de que nunca terminen hasta su próximo regreso.

Los besos de los finales nunca fueron cuestión de gozo, al igual que el sexo de despedida tras el último rayo de sol.

Comienza septiembre y la impasible frialdad toca cada rincón de tu cuerpo y anhelas las caricias que te llevaron al Paraíso de Dante junto con tu propia donna angelicata. Y de repente te ves susurrándole al tiempo esa melodía que inhalaste el primer día que le viste aparecer en tu respiración con aires de supremacía, como si un roce suyo pusiese patas arriba a la luna; 

como si sus pupilas no hubiesen jugado ya lo suficientemente con tu propio fuego.

FuegoWhere stories live. Discover now