Están en el año 2964, el Gobierno quería crear a la población perfecta, así que desde pequeños les inyectaron una droga que los explotaba al cien su capacidad intelectual. A esas personas la llamaron “Perfectos”. Pero a otros, “La Droga Perfecta” no les hizo efecto, ellos seguían siendo personas normales. Estos son las “Fallas”. A los Perfectos los llevaron al Laboratorio; al principio no había ninguna oposición, ya que ellos eran muy fieles al gobierno. El caso es que nadie sabía que les pasaba cuando entraban a esa gigantesca construcción. Dentro de esos muros, experimentaban con las personas, las torturaban y las trataban como animales. Toda su tecnología se los permitía. Con el paso del tiempo descubrieron que el oso cubre su demanda de fuerza. Experimentaron día y noche para poder inyectar el gen de un oso al humano. Por fin lo descubrieron. Hallaron la forma en que la fuerza del oso esté en el cuerpo humano y que la inteligencia del humano en el cuerpo del oso.
Mientras tanto, las fallas vivan bajo tierra en los bunkers que anteriormente se habían construido en un mandato anterior. Antes de que el presidente Marckel estuviera al mando. Ahí vivían los pocos sobrevivientes de “La Perfección” lo que se conocen como las fallas. Se dividen en grupos; los Cocineros, Científicos, Recolectores, Doctores, Vendedores, etc. Cada grupo vive en un espacio determinado con lo necesario para llevar a cabo todo a su orden.
Pero existe otro bando. Los Marckels.
Estas personas, al igual son fallas. Pero ellos sí querían tener fuerza fuera de lo normal y ser más inteligentes de lo que ya eran. Ellos de dedicaban a matar a las fallas que se oponían a lo que se estaba haciendo en el Laboratorio. O si se apiadaban de ellos, los llevaban ahí para que también los pudieran torturar y experimentar con ellos.
Parte uno: Escape del Laboratorio
-¡Dork! ¡Despierta! – yo estaba en un ligero sueño hasta que mi hermano pequeño me despertó con sus grititos cortantes. Pero se puso una pata en la boca al darse cuenta de que éramos los únicos despiertos.
Hoy despertamos con el des fortunio de ser osos. Pero nosotros sí podemos hablar. A diferencia de los demás. Cass despertó siendo un osito de pequeña estatura, con los ojos negros azabache; muy peludo, pero su pelaje era de un color miel, algo hermoso para ser oso-humano. Me quede observando su forma animal hasta que me sacó del trance con una cachetada.
-¡No te me quedes viendo así! ¡Hoy es el día! – a pesar de estar susurrando para no despertar a los vecinos de jaula, se podía detectar su entusiasmo en los pequeños gritos que daba.
Me quise ver en un espejo, pero lo único que podía hacer, era ver el reflejo de un animal en un vaso con agua. No veía mucho, ya que se distorsionaba mi figura. Apresuré a mi hermano para que recogiera sus cosas para dirigirnos al conducto de ventilación que estaba arriba de nosotros. Hoy, por fin hoy saldríamos de esta jaula para aventurarnos en busca de las Fallas. Los científicos dicen que es una leyenda muy concurrida. Pero hay veces que la imaginación gana unos puntos a la realidad. Ya que esta es muy cruel y sin sentimientos. Mientras que la esperanza es lo último que muere en situaciones como la de nosotros. ¡Arriba!- le susurré a mi hermano para que se subiera a mi espalda y de ahí a mis hombros para poder salir al ducto de ventilación. Dolía que se subiera, pero el dolor lo ignoré, estábamos a tan poco de salir que no quería echarlo a perder con un grito que alertara a los médicos y nos pusieran sedante. Al final subí yo, con la ayuda de Cass. Junto con las provisiones. El ducto era muy estrecho, así que apenas si pudimos pasar primero él y luego yo.
En menos de cinco minutos ya estábamos en el exterior. ¿Podía ser tan fácil? No, tenía que haber otra cosa. Es increíble que pudiéramos salir así como así. Creo que Cass pensaba en lo mismo porque vi en el la misma confusión que vería en mi cara. No nos duró mucho el gusto, ya que a los cinco minutos estalló la alarma de emergencia. Diez soldados salieron en nuestra búsqueda.
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Sociedad Perfecta
Science FictionLos estereotipos llegaron a que las personas para ser perfectas no tenían que ser ni guapas, delgadas o bonitas. Tenían que ser inteligentes y fuertes. Así que pensaron: ¿Por qué no juntar la inteligencia de los seres humanos con la fuerza de un oso...