Aquella mañana había despertado con el sonido estridente de los rayos y truenos, la ventana de su habitación estaba empapada por las gotas de lluvia y desde su posición podia vislumbrar pequeños haces de luz moviéndose fuera de ella.
El olor a café recién preparado junto al inconfundible aroma de tostadas quemadas crearon un escenario ridículamente hogareño.
Descalzo y con apenas una sudadera puesta fue en búsqueda del origen de aquellos olores, llegando a la cocina y encontrándose con Yuta golpeando la tostadora.
—Si sigues golpeándola de esa forma cobrara vida y te asesinará —Musitó con la voz espesa por el sueño.
—No lo haría si me devolviera mis tostadas.
Todas las mañanas era lo mismo, por lo que la sensación de familiaridad atacándolo no era realmente extraña.
Perezosamente caminó hasta el artefacto eléctrico y apretando el botón que tenía a un lado hizo que dos trozos de panes quemados emergieran.
— ¡Cuándo yo apreté el botón no funcionó! —Chillo Yuta acestandole otro golpe a la tostadora.
— ¡Deja de golpearla! ¡Le duele!
Con los labios fruncidos, Yuta fue a la alacena sacando tazas y cucharillas para el cafe, viéndolo desde atrás, Sicheng admiraba con fascinación lo largo que estaba el cabello del japonés, llegando hasta debajo de su nuca.
Sin meditarlo dos veces, acortó la distancia entre ambos y tomó varios mechones entre sus dedos, sintiendo la suave textura de estos.
— He estado pensando en cortarmelo —Murmuró el otro chico totalmente quieto, disfrutando del toque de Sicheng.
—Pero es muy bonito —Murmuró con un mohín—. ¿Podría trenzarlo?
— ¿No es muy corto para eso?
Sin recibir respuesta, Yuta sintió las manos ligeras de Sicheng tomar varios mechones y comenzar a enredarlos unos con otros, repartiendo suaves mimos en ocasiones, que alimentaban la cálida sensación creándose en su pecho.
Luego de unos minutos de trabajo lo hizo voltear para admirar de frente su obra, provocando que Yuta sonriera ante la mirada iluminada que tenia Sicheng.
— ¡Te ves genial, te tomaré una fotos!
Sicheng miró hacia los lados buscando el teléfono del japonés, ya que el suyo aún estaba en su habitación. Su mirada quedó fijada en la mesa cuando unas cálidas manos comenzaron a plantar caricias en sus mejillas, instándolo a voltear.
El aire de aquella habitación se había vuelto denso, en medio de aquel cruce de miradas y corazones latiendo con frenesí, la razón estuvo a punto de abandonarlo cuando vio las intensiones de Yuta al acercarse lentamente a sus labios.
Deseaba aquello, realmente lo hacía pero no pudo controlar el impulso estremecedor que lo obligó a alejarse.
La mirada herida de su compañero despertó a la frustración en su interior, que no dejaba de recriminarle que Yuta no era como aquel hombre de su pasado, que las emociones que esta vez sentía eran diferentes. Tenía presente aquello pero aún así no podía evitar atemorizarse al intentar dar un nuevo paso.
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Sweet Emotion ; yuwin
Short StoryMantengo todas la palabras que me gustaría decirte en el fondo de mi corazón... Y parecen estar matándome. Capítulos relativamente cortos.