Y me mire al espejo y lo único que pude ver fue a el mismo monstruo que siempre me acechaba, horrible, desagradable, lo único que hacía era arruinar mi vida una y otra ves y eso le causaba placer.
Sentí náuseas, cómo cuando tienes que hablar frente mucha gente, era temor, no, más que eso, era terror.
¿Cómo no sentirlo?, día tras día se apagaba la esperanza de extinguir la llama que me consumía por dentro.
Lo más triste de todo es que absolutamente nadie lo notaba, era bueno, todos lo creían, amable, todos lo veían, siempre con una sonrisa, todos lo apreciaban, pero todo era una máscara que cubría esa intensa oscuridad, a veces en el fondo quería que alguien lo notara, se diera cuenta del horror dentro de mi y por lo menos me ayudara, pero no, lastimosamente eso no pasaría, soy muy bueno fingiendo.
Tal vez era necesario que se rompiera el exterior para al fin de una vez por todas la oscuridad saliera, y así, luego de mostrar al mundo todas mis sombras quizás encontraría esa paz que siempre desee.
Pero no, sigo aquí enfrente de este espejo, deseando que todo acabe, con un exterior aparentemente normal y mil y una sombras intentando escapar para consumir el mundo.
Tuve tiempo, lo sé, pero creo queno supe escoger– lo dije para mis adentros, después de eso no recuerdo nada, solo vacío, blanco, simplemente nada...
Y ahora estoy aquí con ustedes y me siento feliz, el café está dulce como me gusta, hace un clima perfecto para estar en cama todo el día con una cobija, el día está calmado, no hay bullicio, todo es perfecto, lastima que sea en estás condiciones.
La oscuridad se ha liberado, supongo que ahora tendré paz...