Capítulo 1

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Me encuentro en aquel barco, la sensación del movimiento me relaja, el sabor  de la sal en mis labios y cabello bailando al son de las olas, todo esto me tranquiliza, y sobre todo después de esa abrumadora y extravagante fiesta.
El silencio es todo lo que me rodea, ni una gaviota se oye a lo lejos; solo el océano incallable se puede escuchar. Sin embargo, a pesar de que el vals ha cesado, de que los animales no hacen actos de presencia con sus sonidos, el paisaje crea música. La perfecta armonía del azulado océano que se torna rojizo, como si el propio Sol se desangrase sobre sus aguas, aunque sólo sea un atardecer inminente, el fundir del cielo y esa gran masa de agua salada solo levemente separadas por una, casi invisible, línea.
Miró al agua y algo me deja sin aliento, una muchacha tendida en las bravas olas, la pobre siendo sumergida por la fuerza del océano desaparece de ante mis ojos uniéndose a lo más profundo que puede arrastrarla el agua. Yo, nerviosa e impotente de ver que no puedo ayudarla empiezo a gritar, y cuando alguien atiende mi llamada y viene a ver qué sucede, le tiro mis tacones, salto la barandilla y me zambullo en el agua.
El frío y cortante golpe del agua, junto con el repentino cambio de temperatura hace que sienta como si pequeñas agujas se introdujeran en mi piel, rompiendo mis músculos hasta llegar a mis huesos. Pero a pesar de la gran molestia comienzo a bucear, siento como la sal quema en mis retinas.... El oxígeno empieza a faltar.... Todo empieza a estar más oscuro

Más allá del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora