Niño Ilegal

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Recuerdo perfectamente como empezó todo, mis padres estaban pasando por un momento económicamente poco estable, y yo era consienten que el departamento en el que estaba viviendo serca a la Universidad a la que asistía, no era nada rentable.

Fue por eso que decidí mudarme a una casa de fraternidad, mis padres no estaban de acuerdo con ello, pensaban que eso afectaría mi desempeño académico y no estába en condiciones de perder la beca para la que hacía sacrificado tantas horas de mis vacaciones por el estudio.
Los convencí cuando llegó la hora de pagar la renta del departamento, porque si lo hacía no comería y eso tampoco era muy bueno.

A mitad del segundo semestre logré instalarme un una habitación por recomendación de un compañero de clases, yo era una persona muy sociable, a pesar de ser extranjero mi inglés era bastante fluido y mi atractivo llamaba mucho la atención. Tal vez por esa razón el "líder" de esa casa asepto hospedarme.

La habitación era pequeña en la segunda planta, tenía un pequeño guardaropas, un escritorio y una cama, era todo lo que necesitaba por el momento. Además de que no tendría que compartirlo con nadie. Eso era lo mejor del lugar.

Esa semana conocí a los que vivían en la casa, -todos eran hombres por políticas de la Universidad-, me dieron una buena bienvenida y me aceptaron todos con mucho afecto. La primer semana había sido buena, sin dudas no era como en las películas.

A pesar de que todo marchaba bien, algo llamó mucho mi atención al segundo mes de vivir ahí. La ventana que tenía mi pequeña habitación daba directamente a la ventana de la casa de alado, había unos 5 metros de distancia entre una y la otra y un árbol que parecía estar perfectamente bien colocado para conectarlas.

Nada raro hasta ese momento, las veces que había abierto mi ventana la otra siempre estaba cerrada con las cortinas tapando el interior, hasta ese momento, la ventana estaba cerrada, pero las cortinas abiertas dejando ver la figura de un chico, cabello negro, piel blanca con rasgos asiáticos, -curioso-, pensé y sonreí alzando mi mano a modo de saludo.

Entonces sonrió, una pequeña sonrisa   de lado seguida por su lengua relamiendo sus labios ladeando la cabeza observandome con esos ojos tan oscuros y penetrantes. Una extraña sensación recorrió mi espalda haciendo que la sonrisa en mi rostro temblar, tragué saliva y cerré mi ventana.

Fue primera vez que había sentido algo así, demaciado nervioso, con un temblor en todo mi cuerpo y un sabor amargo en mi garganta.

Al día siguiente, me atreví a preguntar por la familia que vivían allí. Como pensé eran coreanos igual que yo, La Familia Jeon estaba compuesta por mamá, papá, el pequeño Kookie y la bebé Hana, buenas personas, solidarias, amables y queridas por el vecindario. -- "El cuarto de Kookie da al tuyo, deberías conocerlo, es un pequeño muy lindo y amigable, acaba de llegar de Corea de visitar a sus abuelos..." fueron las palabras del "líder".

Esa tarde pasó lo mismo, lo vi en la ventana con la misma sonrisa que causaba esa extraña sensación en mi. Kookie... ¿Podría acaso alguien con una reputación y nombre tan bonito ser el mismo chico que yo veía?.

Desde esa primera vez la escena se repetía diariamente, y era extraño porque a pesar de siempre sentir ese escalofrío recorrer mi cuerpo por alguna extraña razón yo buscaba verlo ahí, día tras día.

Para mantener el orden en la casa cada semanas hacíamos sorteos para dividirnos los quehaceres. Ese sábado me tocó podar el césped, el patio era algo grande por lo que tenía la ayuda de Jhon, uno de los mayores del lugar.

Todo marchaba bien hasta que escuché alguien hablarle a mi compañero. -- Buenas tardes Jhon.

-- Señora Jeon, ¿cómo le va?.

Hyung >KookV<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora