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Dos años antes...

|| 1985, Santa Cecilia, USA ||

La polaroid imprimió la foto instantánea del joven babeando (Como su mejor amiga Kate, le decía) por el atrevido Harry Styles, un alfa que tenía el encanto corriendo a paso rápido. El mejor del equipo de basquet estatal, haciendo del colegio Santander el más famoso por obtener tres medallas en competencias nacionales desde que lideraba el equipo.

-¡Ya basta de mirarlo, Kate! ¡Está viéndote!- Louis entró en un pequeño pánico sin saber qué hacer cuando los ojos de aquel fueron desde la cancha a las gradas

-Está viéndote a ti, Lou.

Harry no era popular sólo por llevar Santa Cecilia al mapa en campeonatos de baloncesto. Era popular por varios factores.

-¿Qué? No puede ser, Kate. Él... Nunca, que vergüenza, quiero salir de aquí- buscaba un escape abrupto pero solo consiguió ver a la cancha otra vez donde la mirada del hombre estaba ahora acompañada de una pequeña sonrisa. Su corazón sufriría un ataque, ¿Sería para él?

Factores como: Es increíblemente amable con todo el mundo. Es inteligente y sus notas lo demuestran. Sociable, divertido. Su madre era abogada en Los Ángeles. Y el factor número uno: Era ridículamente guapo.

Sus latidos casi fallecieron cuando escuchó los peculiares tacones de la única chica en la escuela que usaba de esos: Peach Hollister. (Otro de los factores por los cuales Harry era tan popular, Peach de hecho es, de una familia muy rica e influyente no sólo del pueblo sino del país, por supuesto que ser su novio le daría un lugar)

Obviamente Harry había pasado por alto la existencia de Louis, quien estaba delante de su novia pero el de cabellos ondulados le sonría a ella en el fondo.

Suspiró y Kate lo consoló con una palmadita en la pierna -Tranquilo, en la universidad hallarás un alfa mil veces más guapo que te vea solamente a ti.

Louis lo sabía, era con lo que siempre se consolaba. Sonrió y salieron del complejo polideportivo.

El sol en sus cabellos castaños claros que lo hacían ver rubio, un beso en la mejilla de su mejor amiga quien se había ido porque pasó su novio buscándola, una curva en sus labios y un volksvagen amarillo tocando el claxon por él

Rob ni siquiera le saludó cuando se montó al auto, no preguntó por su día, no preguntó por su almuerzo ni por sus planes, sólo fumaba un cigarrillo y veía el camino a casa

Louis evitaba verle también, ignorando el asqueroso olor de su tabaco.

-Tú mamá trabajará esta noche, regresa mañana, aunque eso ya lo sabes.

Él asintió, su madre, Dianne, trabajaba doce horas sí, doce horas no. Era enfermera en la ciudad de Portland así que estaba lejos durante varios días pero normalmente volvía.

Asintió sin decir nada más. Cuando llegaron a casa bajó del auto y se hizo un sándwich sencillo en la cocina, lo perturbó Rob detrás suyo recargado en la puerta con una cerveza en la mano y su semblante serio.

-¿Por qué tus caderas están más anchas?- Preguntó mirándole a ese sitio, el de ojos azules (tanto como el cielo en su amanecer suave) se removió incómodo, sabía lo que Rob estaba insinuando

-Estoy cansado, iré a dormir- Lo ignoró queriendo pasar a su lado sin ser tocado, pero profundamente nervioso, Rob lo apretó del hombro

-He preguntado por qué tus caderas están más anchas, no eran así. ¿Has estado haciendo cosas indebidas?

BAHÍA SANTA CECILIA||LarryAU||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora