Capítulo 6

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Stiles sube la maleta al taxi y luego abraza brevemente a Peter antes de subirse y mirar por la ventana al mejor jefe que alguna vez tendrá jamás. Baja la cabeza y se traga las lágrimas antes de hacer que el taxista conduzca por el terreno de tierra lejos de la mansión Hale.

El humano se siente triste y desolado, pero se sentiría mucho peor forzando a Derek a algo a lo que no está de acuerdo. El consentimiento es algo importante, y sabe que Derek no sería feliz. Stiles siempre ha puesto a los demás delante de su felicidad, y Derek no es la excepción.

El coche avanza y Stiles baja la cabeza sin mirar fuera, ya que no quiere mirar el bosque que ha sido su casa desde que vive con los Hale, ha amado los bosques y los ha recorrido, perdiéndose solo una vez mientras paseaba con Derek, o con Doggie Derek. Es tan raro haber paseado con él sin saberlo, y quería pasar tiempo con él, jugando a perseguirse, cuidando que no se tropezase con raíces... Pasó todas las tardes junto a él sin tan si quiera saberlo.

—Muchacho, ¿estás bien? —Pregunta el taxista, y Stiles se da cuenta que está llorando y sollozando, agarrándose el pecho mientras se ahoga, sintiendo un dolor sordo en el pecho. Un aullido resuena en el bosque, y momentos después el taxista suelta una maldición y pisa el freno en seco.

Stiles levanta la vista y ve a Derek, jadeando y respirando con fuerza, mirando el taxi con una mirada de cabreo total y vistiendo solo unos calzoncillos negros. Derek camina hacia el asiento trasero y abre la puerta con fuerza, se inclina y saca a Stiles antes de abrazarlo con fuerza, luego se lo echa al hombro y camina hacia el interior del bosque a grandes pasos. El humano observa a Peter hablar con el taxista, y Stiles suspira mientras se deja llevar por el lobo hacia quien sabe dónde. No le importa mucho principalmente porque ese dolor se ha ido de su pecho.

—Dere-

—No. —Gruñe Derek interrumpiendo lo que fuese que iba a decir Stiles. —Te ibas, me abandonabas. Dolía. Mucho. No te puedes ir y dejarme.

—No quería forzarte a nada, yo-

—No. —Vuelve a interrumpir el lobo, y Stiles suspira y se cruza de brazos como puede, intentando no mirar ese trasero perfecto justo frente a su cara.

Derek sigue caminando, y tras unos quince minutos, entran en una cueva donde Stiles puede ver un nido parecido al que tiene Derek en su cama, pero este con pieles de animales y ropa que Stiles no sabía que había perdido, pero que aquí está.

El lobo lo coloca con suavidad en el centro del nido, y mueve pieles y trapos hasta que está satisfecho y se tumba sobre Stiles, soltando un gruñido desde su pecho mientras se quedan así un buen rato. Stiles se queda quieto y espera a que Derek haga o diga algo, pero no parece por la labor de hacer o decir nada.

—¿Derek? —Pregunta temeroso Stiles, y obtiene como respuesta una lamida en su cuello, haciéndole fruncir la nariz por la incomodidad, pero luego suspira y cierra los ojos, decidiendo echar una corta siesta por estar tan cómodo y cálido.

Despierta desorientado unas horas después, con Derek aún sobre él, pero cuando ve que el hombre lobo mueve su cabeza, jadea al ver que sus ojos son verdes, como los de su forma lobuna.

Hale, the last packDonde viven las historias. Descúbrelo ahora