Afortunado Infortunio

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Capítulo Único


Era tarde, como su rutina lo marcaba, se encontraba haciendo su última vigilancia dentro de los pasillos en la base de la Port Mafia. Era su trabajo después de todo. Se sintió aliviado al recordar que su hora de salida había llegado. Sólo tenía que ser paciente, recorrer un par de pasillos más hasta que pudiera encontrarse con su rubia subordinada, ¿cuál era su nombre? Ah sí, Higuchi, o bueno... al menos eso pensaba. Fue al dar una vuelta a la izquierda cuando la vio, parecía ir a apresurada a su encuentro.

- Akutagawa-sempai. – le llamó.

- Ahora que has llegado, me iré – la miró – estoy exhausto. – completó.

- Que pase buena noche, sempai. –

No se demoró en salir de las instalaciones del lugar, era cierto que estaba cansado, sin embargo, para él era un alivio saber que esa misma noche también sería el descanso de su pequeña hermana Gin. Quizá aquella noche, por fin serían capaces de cenar y charlar juntos, como hacía mucho tiempo que no lo hacían.

Pensó que usar a rashoumon para llegar a casa le haría las cosas más rápidas y favorables. En eso estaba cuando su teléfono vibró, contestó en seguida en cuanto notó de quién era la llamada, y se decepcionó un poco al saber que su adorada hermana pasaría con unas amigas antes de ir a casa. Su hermanita ya no era tan pequeña como él quisiera.

Aun así, tenía que ir a casa, ya sin prisas continuó caminando por las desoladas calles de Yokohama, fue hasta que pasó por fuera de un oscuro e insalubre callejón que escuchó algo que llamó su atención. Un maullido, o quizá, ¿un gemido? No lo sabía con certeza, sólo sabía que aquel sonido había llamado su atención y no dudó en adentrarse para conocer el origen de dicho sonido.

Lo que vio le sorprendió y no pudo ocultar su molestia...

- Jinko. – gruñó mirando al chico que tanto odiaba.

Este yacía sentado sobre el frío asfalto, mientras que con sus brazos abrazaba sus piernas. El chico levantó la mirada del suelo al reconocer esa grave voz, parecía exaltado, quizá no esperaba encontrar al perro mafioso aquella noche.

- ¿Akutagawa?, ¿qué haces aquí? – preguntó.

- Eso es lo que yo debería preguntar – corrigió.

- Será mejor que te vayas, no he tenido un buen día

Mencionó haciendo reír al mafioso, estaba por demás decir que poco le importaba lo que sintiera el agente o que le amenazara de aquella manera. Sin embargo, pudo notar que no estaba bromeando y que incluso, por esos orbes heterocromáticos resbalaban algunas lágrimas saladas.

- ¿Qué te pasó? - se atrevió a preguntar.

- No finjas interés, Akutagawa, por favor... no hoy. – pidió.

- Sabes bien que no es fingido, además – añadió – se nota a kilómetros que necesitas hablar con alguien

- Es algo muy penoso – aclaró.

- Muy bien, vayamos a mi departamento entonces – mencionó.

- No creo que se pueda. – refutó el menor.

- No fue pregunta – sentenció.



Afortunado InfortunioWhere stories live. Discover now