La princesa Violette es la nieta favorita de la reina, siempre ha vivido rodeada de lujos y sirvientes, pero para ella es una jaula de oro. La vida de la princesa Violette cambia cuando conoce al conde Phantomhive, un enigmático joven que le hará co...
Había una ceremonia en honor a su abuela y la princesa Violette de Clarence debía asistir junto con sus padres y hermanos. Era algo estúpido, pero para Violette era una forma de evitar sus aburridas lecciones de noruego y costumbres noruegas. La bella niña de 13 años fue vestida por la única amiga que tenía, Lucy Anderson, su sirvienta personal y la única persona que la escuchaba.
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La madre de la princesa Violette, Alejandra de Dinamarca, había arreglado el vestido y las joyas que la niña usaría ya que el embajador de Noruega estaría en la ceremonia y la madre de la princesa Violette quería que ese embajador viera a su futura reina.
- No me interesa ser reina - dijo Violette mientras le ponían el vestido
- Si su madre escucha eso se podría enojar - respondió Lucy
- Se podría escribir un libro con las cosas que no le gustarían a mi madre
- Sabe bién que su madre quiere que usted sea reina de Noruega - le recordó Lucy
- Tengo otras hermanas, una de ellas puede ser reina de Noruega
- Ellas están comprometidas, princesa - dijo Lucy arreglándole el vestido
La princesa Violette ya sabía eso, ellas estaban comprometidas, pero hoy no debía pensar en eso. Sería como un día libre para ella, y tal vez pudiera conocer gente interesante, e inmediatamente Violette recordó al Conde Phantomhive, el perro guardián de la reina y uno de los malvados nobles.
- ¿Y el Conde Phantomhive irá?
- Tal vez
- Me gustaría conocer a gente interesante
En eso entraron los padres de la princesa de Clarence, los príncipes herederos: Alejandra y Gilbert Albert de Gales. La madre de Violette estaba encantada como se veía su hija mientras el padre se sentía orgulloso de ella.
- Te vez hermosa, Violette - dijo Alejandra de Dinamarca
- Gracias, mamá
- De seguro causaras una gran impresión al embajador de Noruega - dijo Gilbert Albert
