Les contaré mi historia, soy Mia, tengo 24 años, me gustan los duraznos y las manzanas, mi color favorito es el verde, porque es el color del pasto y la vida, mi olor favorito es el del petricor, ya se, suena muy común pero me gusta porque me recuerda mi niñez en el campo; ya que por las mañanas al salir de casa ese era el olor de la tierra, y las mariposas se posaban sobre el suelo mojado y podía verlas por horas sin que ellas temieran de mi, no digo que yo viviera en el campo, pero continuamente visitaba el rancho de mi abuelo, él es bueno haciendo cualquier cosa, yo quiero ser como él pero por más que me esfuerzo hay una cosa que no puedo hacer; no puedo hacer crecer cualquier semilla, ni siquiera puedo hacer que una planta que ya creció siga viva, ¡todo se seca en mis manos!, Es como mi maldición, lo más triste es que a mí me encantan las flores, los árboles y todo lo que crezca en el campo.
Mi historia es particular, la cuento porque supongo que aunque no me crean es una historia que debo contar, una que por mucho tiempo me hizo llorar y que por un corto tiempo me hizo la persona más feliz.¿Estas sentado? Tengo que decirte algo que posiblemente te va a hacer temblar, ahí voy... ME ENAMORÉ DE UN ÁRBOL, no, no fue como cuando amas a tu mascota, no es ese amor, es un amor como el que tienen en las películas de romance, es algo como el amor de dos personas que quieren hacer feliz el uno al otro, y no, no estoy loca, y es que no era un árbol cuando lo conocí... Bueno, es difícil explicarte en pocas palabras, lo haré empezando por el principio, acompáñame...