Una tormenta puede destruir toda una ciudad que llevas construyendo 15 años, sin parar. En el momento de la tormenta, no tienes ni idea de qué hacer. ¿Qué haces al ver de que toda tu ciudad se desmorona? Hagas lo que hagas no podrás hacer nada para que la tormenta termine, puedes prevenir y resguardarte. Sólo esperar que la tormenta no te pille a tí.
Pasa una noche entera y tú solo esperas a que cese. Sólo quieres tranquilidad, sólo quieres que esa tormenta hubiera sido simplemente una lluvia que hubiera regado tus cultivos. La tormenta no hace nada bueno para ti, en vez de regarte los huertos te los arranca. Pero eso a tí ya no te importa, no te importa porque sabes que la tormenta te arrastrará consigo ya ya no habrá ni un misero escombro que recuerde que en algún momento hubo una ciudad.
La tormenta acaba, por fin. Ahora estás en la cima más alta de tu ciudad apreciando todas las desgracias que ha dejado tu visitante. No sabes que hubiera sido peor, que te haya devorado la tormenta o ahora lidiar con las ruinas. El viento te acaricia la cara y el aire huele a humedad. Hay calma en la ciudad. Solo que ahora tendrá que reconstruirse.