Dancing with a Stranger.

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Habían pasado meses desde que Harry Styles había terminado con su pareja.

Después de descubrir que su novio, Chris, estaba involucrándose con alguien en la cama matrimonial que compartían y que lo engañó más veces de las que él pudiera imaginar, decidió terminar su relación de 3 años. Cortando toda comunicación entre Chris y él.

O eso se hacía creer. Ya que las noches que pasaba junto a su ex, cuando este le hablaba a Harry pidiéndole perdón, prometiéndole que ninguno de los amoríos importaron en el momento; eliminaban todo intento de romper la comunicación entre los dos. Logrando varias noches desenfrenadas más y mañanas siguientes de arrepentimiento, enojo y dolor hacía el pobre corazón de Harry.

Harry no podía evitar salir de ese pequeño ciclo que él mismo había creado, ya no quería a Chris como para perdonarlo y regresar con él, pero el chico siempre lograba convencerlo de una noche juntos más. Harry se odiaba por esto al día siguiente, se sentía sucio y utilizado siempre que se reunía con su ex.

Su amigo Niall siempre le decía que esas relaciones que mantenían no le estaban haciendo ningún bien, y Harry lo sabía, pero no podía evitar seguir cayendo por los ojos color miel que el chico que le había robado el corazón hace 3 años poseía. No importaba cuantas veces se regañara a sí mismo, siempre volvía a caer en las redes acarameladas de Chris.

Por esto, después de haberle dicho a su mejor amigo que ya no quería caer en ese poso sin fin, Niall decidió llevarlo a un bar. Prometiéndole que la noche iba a ser sólo para ellos dos, para que pudieran olvidar todos sus problemas y pudieran darse el amor propio que tanto necesitaban.

Harry iba por su quinto vaso de una bebida alcohólica desconocida para él, cuando la melodía de una canción de Sam Smith inició a escucharse entre todo el bullicio que el bar mantenía. No es que a Harry le gustará el cantante, no iba con el tipo de música que tendía a escuchar, pero Harry estaba lo suficientemente borracho como para querer pararse y bailar.

— Niall, vamos a bailaaar.— Harry agarró el brazo libre de su amigo, mientras alejaba con su otra mano el vaso tequilero que el rubio tenía.— Me gusta muucho esta canción.— El estado en el que Harry se encontraba no le permitía evitar alargar las vocales en varias palabras al azar cuando hablaba.

— No creo que te guste lo demasiado...— Niall miró fijo a los ojos a Harry, buscando algún indicio que le dijera que tendría que llevarse a su amigo a su casa en el momento y mientras lo buscaba no podía evitar ver el brillo de felicidad que estos poseían, por lo que después de tomarse su shot de tequila, se dispuso a caminar hacía la pista de baile con su amigo.

I don't wanna be alone tonight, it's pretty clear that I'm not over you.— Harry podía sentir la melodiosa voz del cantante sobre su cuerpo, sintiendo como cada una de las letras entonadas entraban por su sistema, llegando hasta su cabeza.—- I'm still thinking 'bout the things you do, so I don't wanna be alone tonight...

Harry sintió cuando un cuerpo más pequeño que el suyo hacía contacto con él. Por un momento pensó que era su amigo, pero cuando se giró y visualizó una cabellera castaña desterró la idea.

Can you light the fire?, I need somebody who can take control.— Harry pensó en alejarse del desconocido e ir a lado de su mejor amigo, pero el ambiente que lo rodeaba y las bellas caderas del chico moviéndose al ritmo de la música frente a él, lo hicieron cambiar de opinión.— I know exactly what I need to do, 'cause I don't wanna be alone tonight...

Harry no pudo evitar acercarse más al desconocido, agarrandolo de la cintura mientras juntaba sus cuerpos. Harry sabía que esa valentía era parte del alcohol en su cuerpo, ya que ese acto era inusual en él, pero al mismo tiempo sabía que quería seguir bailando con él.

El desconocido no dudó en poner sus manos sobre el cuerpo de Harry, logrando que los dos se movieran a una sincronía perfecta, a la par del coro de la canción.— Look what you make me do, I'm with somebody new. Oh, baby, I'm dancing with a stranger.— Harry capturó el momento exacto en que las luces del bar alumbraron sus cuerpos, no lo suficiente como para poder distinguir las facciones del chico, pero sí para poder ver esos hermosos ojos azules.

Continuaron bailando con la manera sensual pero discreta con la que iniciaron, hasta que la canción llegó a su última estrofa.

— ¿Te gustaría ir por una bebida?— La voz aguda y coqueta retumbó en la cabeza de Harry, como si no estuvieran en un bar lleno de sonidos, sino en el lugar más calmo del mundo.

— Me encantaría.— Harry sonrió mientras con su mano izquierda agarraba la mano del chico. Llegaron a la barra del bar y Harry por fin pudo ver detalladamente al desconocido. Tenía una nariz abotonada, unos labios para morirse y sus bellos ojos azules tenían pestañas rizadas y tupidas cubriendolos. Para Harry, esa fue la vista más perfecta en su vida.

Siguieron bebiendo y hablando al paso de la noche, hasta que otro desconocido llego con el ojiazul, diciéndole algo en el oído y llevándolo lejos. El chico le lanzó una mirada de disculpa a Harry mientras era arrastrado hacía la puerta por el castaño.

No fue hasta que Harry llegó al apartamento de Niall, quién había tomado más de lo que soportaba, que recordó que en ningún momento de la noche le pidió el nombre al desconocido. Se sintió como un idiota por haberse olvidado de algo tan vital como eso, pero después cambio el sentimiento a uno de satisfacción.

Harry después de varios meses había podido coquetear con alguien, no se sentía culpable por haberlo hecho y no tenía antojo alguno de ver a su ex. Sonrió y se encaminó hacía el sofá-cama que su amigo tenía.
Se quitó la camisa y cuando estaba sacando su celular de su bolsillo trasero, sintió un papelito. Con curiosidad lo agarró y lo abrió, encontrándose con un número telefónico en un papel blanco arrugado de libreta, sonrió y se removió el cinturón mientras desabrochaba el pantalón, dejándolo abierto para después tirarse sobre el sofá.

Harry se durmió con una leve sonrisa en su cara, mientras el coro de la canción se repetía en su mente junto con esos ojos azules.

Dancing with a Stranger | LSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora